Luto

Negra llevo hoy vestida el alma. El día de ayer dejó un rastro brutal en las víctimas del terrorismo sexista. Madrid, Valladolid, Puerto de Santa María y Cullera. Mujeres con nombre propio que escriben una huella tan efímera como las líneas que ocupan en los medios de comunicación de ayer y de hoy. Alzo el duelo desde este humilde post porque sólo surge la rabia y la impotencia ante esta lacra que nos golpea cada vez con más fuerza. Y de pronto se producen efectos también nefastos que, sin embargo, la integrista que llevo dentro disculpa a pesar de la mujer racional que soy. Un padre mata a la expareja de su hija. Parece que su hija, acosada por el hombre que había sido su compañero, entra en la portería de su casa gritando ‘papá, que me mata’. Ante esto el padre se toma la justicia por su mano.
La dentista hace que sienta mi vulnerabilidad más a flor de piel. Le pregunto, ante el aluvión de visitas en los últimos tiempos, a qué edad piensa ella que tendré que llevar dentadura postiza. Espero que cuando sea vieja, pienso. Ella responde, espero que nunca y ríe sospechosamente. En ese momento tengo la boca atontada por la anestesia y noto cómo un hilillo de baba resbala por mi barbilla. ¡Qué frágil es el ser humano!
En los sueños la caída de un diente o una muela tengo entendido que simboliza la pérdida de un ser querido. Puede ser una pérdida simbólica. No conocía a esas mujeres, ni siquiera sé si me hubieran caído bien, pero algo de mí siente que pierde cada vez que uno de esos energúmenos acomete un crimen machista, un crimen universal. De algún modo está atentando contra mí misma.
Aujourd’hui je suis noire comme ma larme.