THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

jueves, 13 de marzo de 2008

Eternidad


El hombre –no estoy segura si la mujer también– siempre ha tenido una inclinación hacia la eternidad. ¿Cómo quedar inscrito en la posteridad, en la memoria de los otros hombres? El modo universal continúa siendo a través de los hijos, hay una herencia genética inevitable. Pero durante siglos el hombre trascendía por sus batallas, ganadas o perdidas, porque Napoleón también perdió en Waterloo o Felipe II se tragó su armada invencible con una gran dosis de agua salada. La mayor parte de la historia está escrita a través del poder ejercido tanto con benevolencia como con crueldad o incluso con sabiduría, pese a recordar con mayor nitidez el abuso. Las masas no han contado nunca demasiado, aunque ahora se reitere la importancia de su participación en la responsabilidad ciudadana.
Por tus obras te conocerán. Algunos así lo hicieron. Escribieron y aún hoy siguen vigentes en su lectura antropológica de la vida. Ahí está Shakespeare. O pensaron. ¡Cuántos pensadores! Sócrates, Aristóteles, Platón, Kant y tantos y tantos otros. Ahora, viniendo de mí esta reflexión, lo lógico sería preguntar dónde están esas mujeres que generación tras generación también convivieron con esos genios cuyos nombres recordamos, pero se me ocurre que seguramente es la historia del dolor y del sacrificio y me parece que hay que huir como de la peste de ese arrinconamiento, de ese cliché insoportable de que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Basta ya de tanto sacrificio y abnegación. No importa el anonimato, cada una que haga lo que quiera, pero sí que creo que hay que vencer el ‘parirás con dolor’ de la Biblia.
La eternidad es una aspiración de quijotes y puestas a escoger me quedo con el anonimato de saber quién soy. Que no es tan fácil. Aunque la locura de Quijote, a qué negarlo, me seduzca lo suficiente como para querer convertir balas en flores de papel.
Mais j'ai le désir de faire.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen post Paula. Bueno, las masas las estudia la intrahistoria. Por otro lado los hombres pueden escribir libros, pueden llevar a sus ejércitos a grandes victorias... pero jamás podrán llevar a cabo lo más grande que puede hacer una mujer: ser madre.

Atiko

Laura Freijo Justo dijo...

átiko, eres un clásico. más que un acto de eternidad, el hecho de parir, es un acto de creación supremo en el que, por supuesto, también participa el género masculino.
eso de la intrahistoria era un término que utilizaba unamuno, si no me equivoco, que podría ser perfectamente, claro...
nos vemos!