THE LESBIAN SISTERS

THE LESBIAN SISTERS
Fotos de Eugenia Gusmerini

sábado, 7 de junio de 2008

Necesidad de algo superior


En mi estancia en la isla, pude darme cuenta de la necesidad de que hubiera alguien superior, alguien que me amparara allá en lo alto, alguien que velara por mí. Y a través de la calabaza, como médium entre esa divinidad y yo, le hablaba de mi soledad, de mis preocupaciones, de mis inseguridades, de mis miedos, en fin, de todas esas cosas que sólo somos capaces de confesar en la intimidad. Y nada más íntimo que una isla, una calabaza divinizada y una enferma social.
Desde que he regresado, sigo mirando los diarios con interés y sorpresa a partes iguales. Hoy la noticia que me ha llamado la atención ha sido la de la lucha enfervorizada que mantienen defensores y detractores de la ley del velo en Turquía. Con Erdogan las mujeres ya pueden volver a asistir a las universidades usando esa prenda de ropa que es más que una prenda de ropa.
El problema de llevar el velo islámico no es llevarlo, y cuando digo velo, perdonen la ignorancia porque me refiero a todas sus variantes como el pañuelo, entre otras. Como diría la buena de Gertrud, un velo es un velo es un velo es un velo... ¿O no?. Prohibir los símbolos religiosos atenta contra las libertades personales. Pero fomentarlos atenta contra la inteligencia y la razón. Los estados de base islámica tales como Irán que prohíben precisamente la libertad a disentir con sus leyes de carácter religioso son puro fascismo. De ahí que cuando en sociedades como la francesa se prohíben los símbolos religiosos en las escuelas lo que se hace es manifestar el miedo a la invasión de la intolerancia contra lo conseguido después de años de salvaje revolución, porque no olvidemos que todo cambio importante en la historia viene manchado de sangre. Y es que parece que para conseguir algo es inevitable la barbarie, visto el desarrollo del ser humano.
Por mi parte mantendría a raya todos los integrismos religiosos, incluido el ‘bushismo’, el catolicismo y el de todas las sectas cristianas que llegan a abusar de los niños y las niñas como forma de perpetuar una pureza a todas vistas profanada. Las religiones no pueden, en modo alguno, influir en las decisiones políticas de los países.
Y no voy a negar que cuando veo una mujer musulmana por la calle tapándose la cabeza, símbolo de belleza e inteligencia, no me gusta nada. Pero tampoco en gustos personales debe basarse la política o la razón. Si quiere llevar velo que lo lleve, eso sí, que se guarde de persuadirme a mí y al resto de la sociedad de que llevar velo es guay. Porque una cosa es ser y la otra bien distinta y de la que estoy harta es de que traten de convertirme a algo, a lo que sea.
Como la mujer está llena de contradicciones, os confesaré que cuando nadé hasta el buque mercante de las islas Fidji, sujeta con una cuerda a mi pie izquierdo traía la calabaza. Encima de la estantería del comedor reina ella. No he perdido la costumbre de hablarle a solas. Qué le vamos a hacer, en la intimidad se puede ser todas esas cosas que los gobiernos no deben ser. Incluso supersticiosa, incluso católica.

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