THE LESBIAN SISTERS

THE LESBIAN SISTERS
Fotos de Eugenia Gusmerini

viernes, 14 de enero de 2011

Desayuno con Helena


Me desperté y me extrañó verla allí, a mi lado, todavía dormida. Lo había vuelto a hacer. Me había enrollado con alguien estando borracha y ahora no lograba recordar quién era. ¿Y cómo se llamaría? Bueno, haría lo de siempre, no diría nada comprometido, me limitaría a sonreír y pondría cara de buena niña. Luego se iría y si te he visto no me acuerdo.
Cuando me incorporaba, una mano me tocó la espalda.
- ¿Ya te levantas? Espera un poco, todavía es pronto – dijo soñolienta mientras miraba el reloj
- Voy a ducharme y a preparar el desayuno – no quería ser maleducada y despacharla sin educación
- Ah, qué bien cariño
Me acababa de decir ‘cariño’; me inquieté. Seguro que durante la noche se me había ido la olla con las palabras. Procuro no hacerlo porque me conozco y puedo prometer la luna sin darme cuenta. Porque no sé follar, yo sólo sé hacer el amor. Aunque me dure un par de horas la obnubilación, yo amo cuando estoy con alguien. Las mujeres me parecen los seres más bellos de la tierra. Puede que no esté bien, pero es lo que hay.
La chica se coló en la ducha y empezó a enjabonarme el cuello, la espalda, las nalgas, las piernas y hasta mis pies. Realmente era una persona tierna. Luego se abrazó a mí, se dio un agua y salió.
- Ya veo que me va a tocar a mí hacer el desayuno, como siempre – y rió.
¿Cómo que ‘como siempre’? Era imposible que tuviera una amante y no lo supiera. Normalmente cuando repito suelo enterarme, sólo son las amantes fugaces, las de una noche, las que pasan sin pena ni gloria. Procuré no perder la calma. Me sequé con parsimonia mientras pensaba cómo me iba a quitar de encima a esa chalada. No era la primera vez que topaba con una chica difícil. Me vestí con ropa ligera y salí a comprar el periódico para tomar un poco de aire.
Al regresar, la mesa de la terraza presentaba un aspecto inmejorable. Mantequilla, mermelada, tostadas, jamón serrano, huevos revueltos, zumo de naranja, azúcar moreno, leche de soja y desnatada. Un verdadero festín, como si celebráramos algo. Pasé a su lado sin rozarla y me dio un cachete en el culo. Rió. Tenía una risa muy contagiosa, a punto estuve de acompañarla, pero no podía dar muestras de flaqueza. Nos sentamos frente a frente.
- ¿Sigues enfurruñada por lo de ayer? – preguntó sonriendo
¿Qué demonios era lo de ayer? Le pregunté con la mirada.
- No me mires como si no hubieras roto una copa en tu vida porque sabes perfectamente de lo que hablo y sabes muy bien que no me gusta nada
Bajé la vista, cogí una tostada y empecé a ponerle mantequilla como si fuera la cosa más importante de mi vida.
- Anda, ven, ¿por qué no te sientas a mi lado? – dijo esta vez en un tono mucho más dulce y conciliador
Alcé la vista y la vi como si la estuviera viendo por primera vez.
- Podrías decir, sí, Helena, tienes razón, soy un ser imposible que a veces no tiene en cuenta a la persona que más quiere en este mundo y entonces, te levantas, y vienes aquí a mi lado, me das un beso y yo te perdono porque te quiero mucho más de lo que te mereces.
Suspiré profundamente. ¿Quién era la chalada? Empezaba a dudar. Esa chica me conocía seguro. No interpretaba ningún papel. ¿Y si yo sufría algún tipo de enfermedad que me impedía recordar? Por otra parte mi cuerpo hacía rato que quería acercarse a Helena, lo notaba. Y sin que mi cerebro ordenara ningún cambio, mi cuerpo se levantó, se acercó a Helena, le dio un beso y se sentó a su lado. Durante un buen rato mi mano permaneció en su muslo. Helena parecía feliz de estar conmigo y eso desde hacía rato me resultaba la sensación más grata que recordaba desde hacía mucho tiempo.
- Te quiero – le dije sin pensar.
Y me di cuenta de que me daba lo mismo todo. Estaba empezando a amar más allá de las noches de sexo. Igual el cuento de hadas que vivía esa mañana desaparecía en cualquier momento pero no sabía por qué estaba dispuesta a arriesgarme.
Helena salió un momento a buscar tomate. Empezó a pasar el rato y no regresaba. La llamé por su nombre y me llené de gozo. Inquieta, finalmente me decidí a ir a buscarla. No estaba en la cocina, ni en el lavabo, ni en la sala. Entré en la habitación y vi su cuerpo, de espaldas, debajo de las sábanas. Contenta me metí en la cama. Empecé a acariciarla y pareció despertarse. Se giró hacia mí y me ofreció los labios. Pero aquella chica no era Helena. ¿Quién aquella desconocida? La retiré bruscamente y la chica se sobresaltó. En mi gesto desmedido, mi brazó se topó con algo en la mesita de noche que al caer al suelo se rompió. El cristal del cuadro estaba hecho añicos pero la fotografía de Helena abrazándome seguía intacta.

12 comentarios:

Rosalía Navarro dijo...

¡Como me ha gustado Paula! Menudo relato. Intrigada me has tenido. Por un momento deseaba ser yo la chica confusa.¡Que bien escribes!!!!!
Besitos.
(yo también sé solo hacer el amor)

Laura Freijo Justo dijo...

jajajaja, muchas gracias por tu comentario, aquí seguimos, creando, creando. Un besote!

Elisa Díez dijo...

Wow,Increíble que enganche de relato!
Muchísimas gracias por alumbrarme la tarde!

Laura Freijo Justo dijo...

Gracias a ti, guapa!

minamyk dijo...

Exquisito, es un desayuno memorable, me gusta como escribes, y diría en tono codicioso quiero mas.... espero vengan mas así.

Anastacia dijo...

Excelente! Pero es que parece verdadera...

Anónimo dijo...

Lía me ha dado la brasa, diciéndome lo chulo de tu relato...pero es chulísimo...

Laura Freijo Justo dijo...

Minamyk, gracias, no sé si vendrán más, supongo que sí, estas cosas van saliendo. Hay días que tengo más ganas de hablar de la realidad y otras de hacer ficción porque la realidad ya me aburre. Bienvenida al blog!
Anastasia, gracias por estar ahí; aunque parezca verdadera, lo cual es un piropo que agradezco, no lo es.Bienvenida al blog, también!
Norma, qué bueno que pasastee. Así que Lía te ha dado la brasa, cómo es esta Lía, verdad? Un abrazo!

Eva Hibernia la peregrina dijo...

Hola hermosiña,

a mi me ha gustado mucho también el cuento, voto por más equilibrio entre ficción y realidad (si es que se puede pedir a la carta, claro)

Laura Freijo Justo dijo...

Hola, amiga geminiana Hibernia! Tomo nota de la petición, aunque claro, esto va como va, una se sienta frente la página en blanco y hace lo que le sale, o lo que necesita, o las dos cosas. También es cierto que me estoy decantando más por la ficción en los últimos tiempos porque la realidad me agobia un poco con su eterna reiteración y su falta de imaginación en las cuestiones políticas, por ejemplo... Un abrazo, guapa!

Paco Muñoz dijo...

Que buen relato Paula, hasta el final estás la intriga.

Saludos.

Laura Freijo Justo dijo...

Muchas gracias, Paco!