THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Las muñecas rusas de la autoficción



Cuando el origen de la fuente de creación es una misma, desde un lugar en ocasiones literal en el punto de partida, una comienza el viaje desde algo que ha vivido, ya sea en la realidad de sus carnes y en la geometría del mundo, o en la verdad de su imaginación y en las derivadas de los sueños del deseo. 
De modo que la historia comienza con algo que conjuga verdad y realidad propias. Como el caminante, el creador o creadora inicia el viaje y cada paso que da le aleja del origen conduciéndolo a una nueva capa, a una nueva y hermosa muñeca rusa que se halla en el interior de la historia que cuenta, que crea, que camina, de dibuja y, por supuesto, que inventa. Pues nunca se alcanza la visión, sino que uno se aproxima o se aleja de esa visión según se va encontrando a otros caminantes, a otras viajeras, a otros destinos.
Así, dentro de una muñeca rusa convive otra y otra y otra hasta adentrarnos en el alejamiento más profundo de la muñeca rusa original, donde anida, se esconde, se refugia la muñeca rusa diminuta que hay que descubrir, que hay que desvelar, que hay que revelar y que es la esencia y la verdad de la historia que estamos contando. Y que seguramente ignorábamos.
Una se aleja de lo propio para volver a encontrarse con lo más esencialmente propio. El alma de la muñeca rusa que es en sí misma la muñeca rusa de su vientre. 
Ficción y realidad y verdad conviven una dentro de la otra. Se entremezclan, se aman y se detestan, se alían, se conjugan, juegan, se distorsionan, se necesitan, se expulsan, se rebelan, se adaptan, viven en nuestra escritura.
Lo que en mis pequeños viajes de autoficción me ha ocurrido es que la obra resultante del recorrido en la escritura, me suele revelar la verdad de la que partía pero cuya dimensión última no era capaz de ver. Pues a menudo lo obvio, se nos escapa.
El resultado final es una obra independiente que funciona tanto si se conoce la anécdota, vivencia o experiencia de partida, como si se ignora por completo.
Una se siente agradecida. Casi diría, no sin pudor, bendecida.


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