Los Apuñálales
es el último proyecto musical liderado por Esteban Matuké,
compositor, intérprete y músico chileno afincado en el barrio del
Poble Sec desde hace más de una década, va para dos. Junto con
Esteban Maturana, hay tres músicos imprescindibles que hacen posible esta
banda: Max Ericksson, guitarra principal, Felipe Gaete,
batería y, Manuel Bernal, bajo.
Aunque se declaran
un grupo sin pretensiones, sus letras denuncian el fenómeno guiri
que el barrio del Poble Sec sufre por la llegada de esos otros
que no conocen el alma de la casa, molestan con sus reglas y se beben nuestras cervezas.
Las canciones,
reflejan esta resistencia en letras entre divertidas, punzantes, provocadoras, populares
y directas que le dan leña para arder al público asistente. Un público al que no le cuesta nada bailar, corear y jalear cada tema. En el concierto del viernes en el
Centre Cultural La Albareda, se bailó, se gritó, se cantó y se disfrutó del directo estupendo que tiene esta banda.
Con un inicio de
concierto en el que todos los miembros del grupo le dan la espalda
al público y la voz de un actor, Diego Guerrero, anuncia la llegada
de la invasión guiri una se prepara para el viaje en la defensa de
su antiguo barrio. Las consignas se suceden. Suben, ya vienen, se beben nuestras cervezas,
en el pueblo estamos lokos por las tapas a un euro, ei, baby, esta
noche te invito a cenar, vamos a Blai, juntamos las fuerzas y fuimos
a por él, se hace de noche y no consigo olvidarla, siempre me
refugié en el alcohol, eran las tres y estaba todo cerrado, una chela
más que te la voy a pagar, me muero de sed, demoler, demoler, la
estación de Paral·lel...
El sonido de Los
Apuñálales apela a un rock mestizo, que ellos llaman pshyco
western. Por una parte rescata el sentir clásico de las letras
con sombra de barrio y rutina que arde en los hígados y, por otra,
no menos en la línea del rock clásico, nos invitan a bailar y cantar
y escuchar su discurso para que tengamos criterio, decidamos, nos
pongamos en un lugar o en otro de la frontera, más allá de la barra
del bar a las dos de la madrugada.
Esta es mi verdad, lo que yo
aprendí, el viento sopló y me trajo hasta aquí, la luna me habló
esta es tu canción, la debes seguir, y tu mano me vino a buscar,
resiste, donde el dolor se transforma en amor, solo resiste, mejor
silencio que violencia verbal, despierta el alma, despierta mi
amor... Son éstos otros versos más
introspectivos, casi metafísicos, que también nutren las letras de
las canciones de Los
Apuñálales.
Una de las cosas
más hermosas del viernes pasado fue ver a varios niños, de no más de cinco
o seis años, bailar rock&roll mientras sus papás y sus
mamás disfrutaban del concierto. Conmovedor. Tierno. Lindo a vivir.
El último tema,
Los Apuñálales se lo dedicaron a Donald Trump. Digo no,
fuerte no.
Si tenéis ocasión
de verlos, bailarlos, gozarlos, id a cualquiera de sus conciertos.
Desde
Poble Sec al mundo, cambio y corto.
En breve os hablo de la segunda Noche de chicos, con Pedro Paiva, que está en el Versus y es uno de los dos locos maravillosos del grupo Los Modernos que tan buenos momentos nos dieron.
(*) Fotos de Gertrudis Losada Alva.
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