THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

viernes, 25 de septiembre de 2009

Vencer a la Parca


A veces parece que hubieras recorrido miles de kilómetros, pero un día te paras y te das cuenta de que sigues en la misma encrucijada que cuando saliste a ver mundo. Como si crecer fuera en dirección contraria a la que has elegido durante todos estos años. Luego te dices a ti misma que por la mañana no te lavaste bien la cara y de ahí que las legañas entorpezcan la visión. Porque en estos últimos años has aprendido a vivir acompañada, has dejado de fumar, escribes de una manera más metódica y llevas una vida, digamos, más ordenada. No es poco. Sin embargo, al levantarte esta mañana has mirado el marco del espejo y te has dado cuenta de que nunca lo has cambiado, aunque aquella vez, ¡sacrilegio!, te atreviste a bailar encima de los añicos.
El problema es estar siempre empezando en lugar de siguiendo. A través de la ropa que te has puesto hoy, de un blanco púdico, se traslucen las esperanzas que has ido albergando. Son carteles de parada y fonda. ¡Cuántos golpes y resbalones en esas líneas nunca escritas! Pero hay que seguir leyendo el periódico, creyendo en que un mundo mejor es posible y en que las mariposas duran más de un día, de lo contrario te deprimes. Y al final, sabes de sobra, que la mayor parte de las cosas que te importan tienen una gran dosis de fe y realidad. Extraña combinación, pero a la vez inevitable.
Te hartaste de preguntar ¿en qué consiste la vida? Pocos respondieron, algunos lo hicieron amenazadoramente, no hacía falta, la verdad, ponerse trágicos. Y en aquella comida, aquel hombre al que quieres y admiras tanto te dio la clave. Todo lo que hacemos es para vencer a la parca y ella no se inmuta. Es una lucha desigual, sólo eso que algunas románticas llaman amor verdadero resta puntos a su actuación. Por lo demás, ella siempre gana.
Amar, comer, reír, dormir, escribir. Y si me apuras amar para conocerme. Comer para sobrevivir. Reír para crecer. Dormir, claro, para soñar más y mejor. Y escribir porque no sé hacer nada más para relacionarme con la vida. Malamente, amiga Sancha, eso llena la cabeza de pajaritos de colores. Venga, a volar. A salir del ensimismamiento. Pero ya.

3 comentarios:

SBP dijo...

No podemos vencerla. No tendría sentido ¿no? Para volar hay que perderle miedo. Cuando me compadezco de conocer en qué consiste la vida, bailo, salgo, exploto en las calles en busca de eso que comparto con todos los seres humanos. La melancolía no es sino nuestra manera de llamarnos únicas. Se puede escribir desde la vida. Es un regalo que escribas tan bonito.

Laura Freijo Justo dijo...

querida gina, gracias por estar siempre ahí. por supuesto, se puede escribir desde la vida. de hecho queramos o no, lo hacemos desde ahí. algunos más oscuramente, otras de forma más traslúcida. un abrazo!

Lena de mar dijo...

Interesante reflexión... y muy bien expresada. Yo apuesto por apurar la vida hasta sus últimas consecuencias... hasta que la parca se canse de esperarme... llegaré agotada y feliz al final de mi viaje.
Y que me quiten lo bailaoooooooooo

Abracitos vitales