Desde
que el otro día me felicitaron por ser una espectadora que hace
disfrutar el doble un espectáculo a otra espectadora, me cuestiono
mi papel como generadora de creatividad con objetivo de llegar a un
posible público. Tal vez esté equivocando mi rumbo. Uno de los
rasgos inevitables del creador, según una psicóloga que ha
estudiado el tema y que ahora no recuerdo su nombre, es que se
manifiesta inasequible al desaliento. Los supuestos fracasos en mí
siempre han sido generadores de motor artístico, me los he tomado
como un empujón hacia delante más que una parálisis dentro de una
baldosa. La invisibilidad de mis logros no ha hecho retroceder ni un
ápice la convicción de que mi camino es éste y no otro. Y sin
embargo, la mujer argentina -cuyo nombre sí recuerdo pero prefiero
mantener en el anonimato- que se me acercó el otro día para
agradecer mi entusiasmo en la butaca, ha logrado que me cuestione
ciertas paradojas de mi trabajo. Estoy de acuerdo con aquellos que
reivindican el papel del receptor: nunca se escribe para la nada.
Primero para una misma, luego para los otros.
Pero
rata de bibliotecas que me declaro en los últimos tiempos, feliz de
bucear por novelas que he disfrutado enormemente como 'Interludio
azul', de Pere Gimferrer, 'Las benignas', de Jonathan Littell o
'Memorias de una superviviente', de Doris Lessing; consumidora de
películas recientes que me han complacido simplemente por una
necesidad momentánea, como 'One day' el sábado pasado cuando me
faltaba una dosis de sentimentalismo y Anne Hathaway y John Sturgess
me la proporcionaron en esta adaptación de la novela homónima -que
no he leído y no creo que lea- de David Nicholls, quien firma
también el guión dirigido por una de las seguidoras del 'Dogma'
danés de Von Trier, Lone Sherfig, aunque la peli está rodada de
manera tradicional, no se me espanten. Y tras leer con agrado ese
lenguaje descarnado y descarado, desesperado en múltiples versos, en
veinte poemas de Bukowski y encontrar en uno de ellos una anécodota
clarividente sobre el oficio de escribir: declara que un escritor -de
quien no recuerdo el nombre pero al que el eterno bebedor y vividor
le profesa admiración- llegó a empapelar su lavabo con las cartas
de rechazo que le enviaban las editoriales, cosa que el propio
Bukowski no puede hacer, no por falta de material, sino porque no
tiene ni lavabo, pues pienso que puede que a mí se me de mejor ser
lectora, espectadora de excelencia, claca que anima al resto -igual
coloco un anuncio en mi página web, al menos para que me inviten a
los estrenos- o simplemente público masa, pa'qué invierto tanto
tiempo y tanta energía en algo que a veces he llegado a describir
como vocación. De veras, estoy reconsiderando mi papel dentro de
este mundo tan interesante y que tanto me interesa como es el mundo
del arte. Incluso mi pulsión escritora ha descendido en los últimos
días sobre el papel, tal vez en el cerebro siga igual, eso es
cierto, porque no solo se escribe con papel, pluma y tinta o pantalla
en blanco del ordenador y teclado, siempre se escribe mentalmente,
siempre se está escribiendo. Aunque solo aquello que sobrevive a la
poda mental resulta teletransportado al acto físico de escribir.
Pues
en estas ando mientras el mundo me parece la mar de raro, cada día
más raro. Me refiero al mundo que veo a través de los medios de
comunicación, el otro, el que me rodea ya sabía que era raro raro,
no me hace falta pensarlo, lo percibo. Fijaos sino en qué consisten
las buenas noticias. Eta declara el fin definitivo de su lucha
armada, sin duda es una gran noticia, muy positiva, pero claro, te
paras a pensarlo fríamente y dices, a ver, ¿quién demonios empezó
todo? Pues unos señores y unas señoras que pensaron que a través
de la violencia podían sacar réditos políticos. Es decir, una
noticia surgida del alivio. Otra noticia que sería positiva si
sucediera como desean unos padres que han perdido la ilusión de
vivir: encontrar el cuerpo de Marta del Castillo. Sí, sería
positivo porque al fin los padres podrían enterrarla, pero claro,
sería otra noticia surgida del alivio, de un alivio macabro. O que
encontraran vivos a esos niños llamados José y Rut que, según su
padre, desaparecieron de un parque, otra noticia más surgida del
alivio. La Unión Europea declara que amplia el fondo de rescate
comunitario. Parece otra muy buena noticia, pero claro, si los que
manejan los hilos en la banca, los agentes bursátiles, las entidades
fantasmas financieras y todo ese terreno oscuro e inasible que es la
economía y esa cosa etérea y sospechosa llamada mercado, que no
tiene paradas a las que recurrir por si la carne o el pescado no
estaban buenos, no hubieran hecho verdaderas agresiones penales, esta
noticia tampoco sería necesaria y no nos aliviaría lo más mínimo.
Otra noticia que sería muy positiva pero también desde la alegría
que genera el alivio: la liberación de los y las cooperantes
secuestrados en África. Si África no estuviera siendo espoleada
constantemente en sus riquezas naturales, si el resto del mundo fuera
más solidario, si y si y mil veces si el hombre blanco no
considerara inferiores a los que no son como él, estos cooperantes
nunca hubieran tenido que intervenir en esa hambruna horrible que
está matando diariamente a cientos de personas y niños y
probablemente no hubieran sido secuestrados nunca. Otra noticia
positiva, el asesinato de Bin Laden, desde luego estamos mejor sin él
en el mundo, pero claro, Occidente se salta a la torera el derecho
internacional y se lo carga por las buenas con una retransmisión en
directo a la Casa Blanca de la operación. Y mira, esta muerte tira
que te vas, pero la de ese lugarteniente que no es un símbolo y que
yo ahora ni recuerdo cómo se llama, ¿no se podía haber evitado?
¿No se podía capturar a ese terrorista y juzgarlo en el Tribunal
Penal de La Haya? Porque un juicio prolongado y abierto a los medios
de comunicación mundiales a Bin Laden y pensar inocentemente que no
va a crear disturbios o generar posibles atentados y demás
desórdenes sangrientos, pues es pensar muy inocentemente, estamos
hablando del sumo pontífice de Al Qaeda, pero al resto que no son
populares, que no los conoce ni Alá ¿por qué no someterlos a un
juicio justo? Y como todas estas noticias, pues muchas más. La lista
sería eterna.
Y
no voy a hablar ahora de la desigualdad de la mujer con respecto al
hombre en un mogollón de sociedades internacionales -y no solo
pienso en los países musulmanes, también en la India, Tailandia,
etc- donde algunos actos considerados aquí normales allí son
penados social y legalmente. Un espanto.
Pues
eso, que el mundo es raro, muy raro y yo me siento rara y raro es
también el sitio que ocupo.
Pero
no me hagáis caso, haceos caso a vosotros mismos.
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