Algo se mueve y hay pruebas de ello. Y no quisiera ponerme ahora
hiperealista, después de varios meses sin hacer parada y fonda en
este espacio sisteriano donde albergo cuentos, posts, actualidades
pasadas, tanto personales como sociales, tanto profesionales como
espirituales.
Algo se mueve dentro y fuera. No acompasadamente. Quizás solo sondas
sincronizadas coincidentes en un espacio de tiempo que no existe,
pues ya se sabe que aunque el tiempo sea el verdadero meollo de todo,
solo es una invención para consolar la soledad del ser humano y para
hacer más llevadero el grito existencial que albergamos en la noches
de invierno. Noches de invierno que pueden sucederse en pleno mayo.
Nunca fuimos tan eternos porque nunca fuimos tan efímeros. Una
exhalación del cielo, como una estrella dibujando una espiral en el
lienzo del crepúsculo. Recorremos tantos umbrales para olvidar que a
veces se abre la puerta que hay que dejar entornada para otr@s
que vendrán después y somos incapaces de reconocer la miga de pan
de nuestr@ predecesor@.
Desde esta claridad de una mañana cualquiera, despertando al día en
que los reyes magos caminan hacia Oriente, cuando parece que el alma
se serena y el viento ocupa el lugar limpiador del agua, diría yo
que hay un lugar en el que yacer, un lugar en el que respirar y una
tierra que habitar. Pero quizás no sea tiempo de precipitarse,
quizás sea tiempo de auscultar la primavera que encierra todo nuevo
día, toda nueva etapa. Las glorias, famas y trompetas del futuro no
tienen ningún sentido después de haber intentado vivir un poco.
Aunque la vida no siempre suceda, claro.
Abrir el corazón, dejarse llevar, escuchar la música del camino.
Algo se mueve y hay pruebas de ello. Tantas que cada un@ escoge. Solo
hay que mirar viendo.
Al fondo, el Mediterráneo con ecos de magia y de tragedia.
La civilización contemporánea navega.
El mensajero carece de ostentación, simplemente es un instrumento.
El mensaje es simple, aunque indescifrable por el momento.
Solo una gruta, una antorcha, calor humano, compañía, consuelo,
sentido de la hermandad.
El resto es caminar hacia ese nuevo amanecer que se produce cada día
en un horizonte cada vez más cercano. Una metamorfosis que está
pidiendo nuestro espíritu colectivo y del que tod@s hablan como si realmente fuera a suceder de un momento a otro. ¿Será
porque ya oímos sus pasos? ¿Estaremos preparados? ¿Será un
progreso, una mutilación, un salto, un nuevo comienzo? ¿Ese cambio
de conciencia colectivo que tanto necesitamos? ¿Podremos vivir en
universos paralelos? ¿Haremos real en nuestros cuerpos la física
cuántica de los científicos visionarios? ¿Aprenderemos a orar como los poetas ciegos de esperanza? ¿Pariremos al fin sin dolor mundo? ¿Sabremos descansar en paz?
Pero no me hagáis mucho caso, haceos caso a vosotr@s
mism@s o a quien consideréis con
autoridad moral digna de vuestra confianza.
Yes, something is moving, I can feel it.
(*) Fotografia de Gertrudis Losada.
Serie Las plumas que da la acera.
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