Con
motivo del Dia Internacional Contra l'Explotació Sexual i el
Tràfic de Dones, Nenes i Nens, ayer por la tarde asistí a la
conferencia de Rocío Nieto, presidenta y fundadora de APRAMP, en la
Sala Micalet de Santa Coloma de Gnet, mi ciudad. Rocío Nieto lleva
32 años trabajando en esta tarea sísifica de la intervención
social para conseguir erradicar la trata. Tiene tanto que explicar y
tan poco tiempo que su exposición es abundante, vertiginosa y rica,
tanto en datos y ejemplos como en conocimiento de la condición
humana. Habla rápido y sencillo, a veces puedes ver las imágenes
que describe con una desnudez que golpea la cara de las allí
presentes, casi todas mujeres.
La trata
no es prostitución voluntaria, la trata es esclavitud. Según Nieto,
su procedencia es de veintitantos países entre los que destacan
Paraguay, Brasil o Nigeria. Sus familias las venden por 1000 o 2000
euros por evidente pobreza, cosa que no deja de ser un ancla para
sacarlas de su situación, pues gracias a sus contribuciones, viven
sus familias en los países de origen. Apunta que sobretodo son
mujeres y menores niñas, aunque sí, también hay niños, por
lo que es un problema de género fundamentalmente. Estas mujeres y estas niñas, pues la mayoría son menores, no conocen sus
derechos, vienen aquí con una deuda que va en aumento. Primero el
billete de avión, el puesto o la esquina que ocupan (80€ diarios),
luego cualquier cosa que consuman, desde el papel del water hasta una
llamada a su país sin olvidar que la documentación, en muchos
casos, está en manos del proxeneta.
Las
administraciones públicas no presentan las medidas como para darles
alternativas a estas mujeres hacinadas en pisos en los que pueden
llegar a hacer dieciocho o veinte servicios con clientes que hacen de
su deseo un uso degradante, cruel, vergonzoso y abusivo. Servicios
que cuestan tan baratos que hasta están calando en los adolescentes
y los jóvenes, como si de una diversión más se tratara. Cada una
de estas mujeres gana aproximadamente 300 euros al mes que suele
enviar a su país de origen mientras puede generar una caja de 800 a
1000 euros diarios que obtiene el o la red de proxenetas.
Rocío
Nieto hace incapié en la unidad de rescate de APRAMP compuesta por
supervivientes. Mujeres que han logrado salir de ese círculo, que
han pasado por ese infierno y que comprenden mejor que nadie la situación
pero y, sobre todo, que saben detectar a aquellas mujeres que
quieren salir. El proceso para salir es complicadísimo porque
estas mujeres deben denunciar a sus familias o a sus compañeros. A
veces es incluso un error llamar a las familias que precisan tanto de
lo que reciben de ellas que pueden amenazarlas, por ejemplo en el
caso de las nigerianas, con hacer vudú, o las propias represalias de
los proxenetas que utilizan métodos como embarazarlas, secuestrar al
hijo y utilizarlo como chantaje. Puede decirse que España ha
avanzado, apunta Nieto, con el ministerio de Igualdad de Bibiana Aido
se aprobó un Plan contra la Trata y se ha establecido el Protocolo
de Palermo (protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir,
Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y
Niños), pero estos protocolos dejan de tomarse porque no tenemos
medidas, recursos para acoger y dar salida al futuro de estas
mujeres. Hay que atenderlas de inmediato.
Aparte de la administración, Nieto recalca la importancia que tiene el tejido empresarial y su concienciación para la fase salida, sin embargo el estigma de haber sido prostituta y responder a un perfil de pobreza siguen siendo handicaps. Nieto también reclama una mayor sensibilización por la parte judicial para que no se revictimice a estas mujeres, que no tengan que pasar veinte veces por declaraciones o posiciones traumáticas.
Aparte de la administración, Nieto recalca la importancia que tiene el tejido empresarial y su concienciación para la fase salida, sin embargo el estigma de haber sido prostituta y responder a un perfil de pobreza siguen siendo handicaps. Nieto también reclama una mayor sensibilización por la parte judicial para que no se revictimice a estas mujeres, que no tengan que pasar veinte veces por declaraciones o posiciones traumáticas.
A pesar
del tremendo panorama que presenta, Rocío Nieto deja claro que con
una mujer que salga a mí me parece importantísimo. Redunda en
la prevención, en crear medidas político-jurídicas, en concienciar
especialmente a los hombres y creer en ellas pues las
experiencias tan traumáticas de las que proceden las sitúan en la
lógica de la supervivencia pura, como el caso de las madams
que cita en un par de ocasiones, mujeres que se dedican a gestionar
los pisos y que vienen de abajo pero que les cuentan que lo hacen
porque es mejor eso que estar prestando veinte servicios por día.
Durante
su exposición alude a calles de Madrid, Montera o Ballesta, donde su
asociación tiene unidades, pues trabajamos donde están ellas,
porque es su día a día pero el problema es generalizado, pone el
ejemplo del prostíbulo de la Junquera donde van los franceses
porque todo es más barato. El pronóstico es pesimista pues la
trata es el segundo negocio más lucrativo después del negocio de
las armas y España es el segundo destino de estas mujeres, niñas y
niños pero no por ello vamos a dejar de hacer lo que hacemos.
Durante
la palabra abierta al público, todas mujeres menos tres hombres, se
intenta hacer acopio de iniciativas para encaminar las acciones hacia
la abolición, pues parece claro que una regulación sería legitimar
la exclavitud. Se habla de una marea lila, del cambio de
mentalidades, de cómo el papel de los medios de comunicación
amparan una doble moral que condena y sin embargo permite anuncios y
sería tan necesario que colaborara radicalmente a favor, de
perseverar en la lucha directa, de la estigmatización social del
putero y de más líneas de acción que escucho atentamente y
que ya no apunto y ahora siento haberlas olvidado porque creo que
eran interesantes para dejar constancia en esta pequeña
contribución.
(*) Rocío Nieto, Presidenta y Fundadora de APRAMP y Núria Parlon, Alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet. Foto de Gertrudis Losada Alva.
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