Y lo
comprendimos porque figurábamos entre los PRESENTES, pertenecíamos a la poderosa raza de los zekos, única en la tierra capaz de
comerse CON FRUICIÓN unos tritones.
Archipiélago
GULAG, Alexandr Soljenitsin.
Últimamente
pienso en el veneno. Me caen bien los insectos, sin embargo en casa
me molestan y los elimino. Quizás haya seres a los que les caemos
bien pero a quienes molestamos, por eso aumenta el veneno en
nuestro medio ambiente, en nuestros alimentos, en nuestros genes, en
nuestra educación. Hay muchos tipos de venenos.
Lo
peor de los venenos, la tortura. El via crucis que
nos mata pero sin la gloria del sacrificio religioso. ¿Hasta
dónde podemos soportar el sufrimiento? Cuando era pequeña, durante las vacaciones de verano en el
pueblo, siempre me pareció una salvajada atravesar el abdomen de un
grillo con una pajita. Eso no me impidió disparar una escopeta de
balines y matar algún pajarito. En el horror hay niveles.
Me
caen bien las ratas también. El otro día con Diane, mientras
tomábamos unas cañas, una rata desorientada correteaba aturdida
entre las mesas de la terraza. Estuvo unas dos horas dando tumbos sin
reencontrarse con la entrada a su submundo. Nos gusta pensar que
vivimos en un mundo alejado de las alimañas. Al cabo de esas dos
horas, alguien del bar decidió eliminarla. La mató con un palo a
golpes. Las ratas se parecen a los seres humanos en muchos aspectos.
Y en algunos nos superan. Una lectura para este verano: El policía
de las ratas, extraordinario cuento largo de Roberto Bolaño que
descubrí gracias a Sandra Bustamante, durante el taller VERSIONANDO. Una rata no mata a otra rata.
Todo
lo que nos parece feo nos repulsa, si además está vivo y se mueve y
no puede hablar para que nos compadezcamos de su existencia, lo
exterminamos. Da igual si supone una amenaza. Cuestión de estética.
En
una elipsis brutal que asocia veneno con tortura y tortura con método
de prevención de posible amenaza, pienso en Guantánamo. Esa punta
de iceberg que delata lo que todos sabemos: el ser humano sigue
torturando en pro y defensa del ser humano. En muchos espacios sin nombre del
globo terráqueo, más allá de Guantánamo. Siempre he pensado que un acto memorable de
despedida de Obama sería clausurar Guantánamo. Ahora no lo tengo
tan claro. Las cloacas donde viven ratas y otras alimañas que
despiertan nuestros venenos internos -asco y miedo son hermanastros-
son lugares que respetan más la vida que nuestras cloacas.
Ojalá el calor de este verano que exuda toxinas, evaporara poco a poco el veneno que a menudo nos posee.
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