THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

martes, 22 de marzo de 2011

La mujer de la mecedora


La actualidad sigue apretando pero la capacidad de olvido del ser humano es increíble. Fukushima debería hacernos plantear si queremos seguir teniendo energía barata con alto riesgo o reducir el dispendio, vivir con menos y buscar nuevos métodos adecuándonos a la situación real. Pero todo sigue y el tsunami de la información se solapa. La intervención de la OTAN en Libia, las manifestaciones en otros países árabes del Mediterráneo y sobre todo la capacidad que tenemos para entretenernos y seguir abstraídos si el desastre no se produce cerca de nosotros es, cómo decirlo, impresionante. Y entono mi 'mea culpa', no soy mejor que nadie. Además, aquí tenemos la crisis y una tasa del paro del 20%.
Regreso a la lectura y lo hago devorando ciencia ficción, 'Mitos del futuro próximo' de J.G Ballard, un autor más recordado por 'El imperio del sol', su novela autobiográfica que Steven Spielberg llevó al cine. Ausencias de consciencia, virus extraños y otras experiencias distópicas, que sería lo contrario a la utopía, discurren por sus narraciones de verbo exacto y enrevesada semántica. La ciencia ficción es un género que me fascina. Estuve buscando '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? De Philip K. Dick en mis estanterías pero no logré encontrarlo. Lo intentaré de nuevo. Siempre me he sentido una especie de Nexus 6. Esta mañana mirando las montañas pensaba, ¿y si todo esto ya hubiera pasado?
Abro la ventana y miro hacia afuera. Una mujer fuma en el porche de su casa una pipa, está sentada en una mecedora que se balancea. El sol se pone. Es ya mayor. La cara refleja el paso del tiempo a través de arrugas ajadas. No tiene prisa, sabe que va a venir a buscarla. Pero se retrasa. Lleva dos días así, fumando y balanceándose. Ha oído sonar varias veces la sirena, pero no tiene ganas de levantarse. Sólo espera. La tele y la radio hace días que dejaron de emitir. El pueblo está desierto. Sus hijos la advirtieron, pero ella no quiso dejar su casa. A estas alturas, su casa es lo único que sabe de ella. De pronto una luz cegadora se alza en el horizonte. Apenas le da tiempo a sonreír.
Esta noche veré otro capítulo de 'Ángel o demonio', me gusta pensar que el bien puede ganar al mal, llámame tonta.

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