THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

viernes, 6 de diciembre de 2013

Días de invierno en la villa de Madrid




Uno vuelve siempre
a los viejos sitios 

donde amo la vida

Mercedes Sosa

Regresar a Madrid es volver a contactar con toda la emoción del A SOLAS, THE MAGDALENA PROJECT. Sin embargo, el presente, por fortuna, siempre vence. Y el presente es Madrid en invierno, con el despertar del sol maullando por las ventanas y los ladrillos rojos entre las calles que anuncian reminiscencias de otros tiempos, de otra historia, de otra villa.
Silencio, reposo, idas y venidas, luces de Navidad, escritos interrumpidos, llamadas de teléfono, conversaciones en la distancia, risas y tragos que digerir. Tiempo de regurgitar sin pausa trufado de pequeños encuentros del pasado que siguen vigentes en el aquí y el ahora que nos vive.
Salir a la noche de Madrid es imbuirse de tránsito vital imparable. Contemplar el flujo de sus calles es un espectáculo en sí mismo. Perderse, una aventura a perseguir, muy recomendable. Y en la desorientación se halla el camino para llegar a tiempo.
Alcanzo in time un local llamado 'Al Laboratorio' donde canta mi amiga Mónica Dorta acompañada por el pianista André Jah Jah, duetto IERÊ JAZZ. Mónica y su pianista brasileño se entregan de tal modo que nos transportan fuera de esa cueva subterránea en la que tod@s nos dejamos enamorar por un repertorio que se abre con 'People', recorre algunos de los grandes temas de Sondheim, apuesta por alguna composición propia en bello portugués, nos arrebata con un intenso 'Perfect day' del gran Lou Reed y nos encumbra definitivamente con una versión magistral del 'Light my fire' de Jim Morrison. Pero lo maravilloso de este encuentro en la intimidad de la cueva negra con motivos blancos, gobernada por una bola de espejitos enorme, propia de una discoteca setentera, sucede cuando Mónica confiesa su carencia loureedniana y añade:

- ¿Sabéis que Lou Reed después de todo tuvo una muerte hermosa? La muerte le llegó mientras realizaba la posición 21 de taichi.

Alguien entre el público contesta.

- Eso es mentira... Leyenda...

- ¡Que no, que lo ha dicho Laurie Anderson, su mujer, que yo lo he leído y estoy informada! – replica con simpatía Mónica.

- ¡Lou Reed no existe! - bromea la misma voz de chica entre el público, delante a mi derecha.

Justo es en ese momento que veo, comprendo en qué consiste el AMOR verdadero. No, ni siquiera es una visión, más bien una asunción, una certeza serena. Algo que uno ya sabe pero que no emerge hasta que algo, cualquier detalle, cualquier palabra, un gesto perdido, destapa el tarro donde está guardada esa consciencia. El verdadero AMOR es un vínculo inquebratable entre dos que se eligen libremente y deciden hacer un camino común hasta el final. Sin miedo. Dos que se atreven hasta con la muerte desde la tranquilidad de saberse acompañados siempre.
Al llegar a casa, me entero de otra muerte: Nelson Mandela. Sin duda un hombre bueno. Alguien que supo perdonar, generosidad que no está al alcance de cualquiera. En ocasiones, solo aquellos o aquellas que traspasan el odio y la violencia son capaces de asumir y sostener la verdadera pureza de lo que el PERDÓN es cuando se manifiesta en todas sus dimensiones. El mundo -al menos el mundo de los mass-media- está conmocionado por la noticia. Alguien dice desde Tokio que personas como Nelson Mandela tendrían que estar exentos del peaje de la muerte, cosa que no me puede parecer más horrible: ¡Pobre hombre! ¡Después del trabajo, el amor y el esfuerzo que ha dedicado, solo faltaba que no pudiera descansar!
Sin embargo, no puedo evitar pensar que el mundo habrá escalado un peldaño más en su proceso hacia el equilibrio cuando una mujer se muera y el mundo sea capaz de llorarla y loarla como estos días se llorará y se loará al sabio Nelson Mandela. Grandes pequeños actos de miles, cientos de miles, millones de mujeres anónimas en todos los rincones del mundo en conflicto consiguen milagros diarios de conciliación y perdón. Para ellas y para Mandela, un hombre que sabía amar al ser humano, mi post de hoy.
Pero ya sabéis, no me hagáis mucho caso, haceos caso a vosotr@s mism@s o a aquell@s que consideréis con la autoridad moral fiable como para escucharl@s.
Y, por si acaso, desde Madrid, con cariño: ¡Felices fiestas!

2 comentarios:

La Esteticién Del Capitán Spock dijo...

Me ha encantado esa revelación del AMOR. Gracias por compartirla.

Laura Freijo Justo dijo...

Un placer, hay que compartir siempre que se pueda :) Saludos afectuosos,