Un jubilado austriaco de setenta y tres años se revela como un monstruo. Durante veinticuatro años mantiene encerrada en un subterráneo de sesenta metros cuadrados a su hija, de la que abusa y maltrata sistemáticamente. Fruto de las continuas violaciones nacen siete hijos que a la vez son sus nietos. Uno de ellos muere a los tres días y quema el cadáver. Tres de sus hijos nietos viven en el subterráneo con la madre que a la vez también es su hermana. Los otros tres los sube a la casa fingiendo que son los hijos abandonados de su hija, víctima de una secta que la tiene abducida. Para acompañar su argumento obliga a su hija a escribir cartas que refuerzan su versión.
Los diarios amplían esta información hasta llegar a la estupefacción más absoluta. Éste es un caso de abusos sexuales llevado a límites desconocidos hasta la fecha. Pero la realidad dicta sentencias que abofetean nuestras conciencias como seres humanos. Según un estudio realizado por el catedrático Félix López hace algunos años, 1 de cada 4 niñas menores de 13 años y 1 de cada 7 niños también menores de 13 años padecen abusos sexuales en España.
Los diarios amplían esta información hasta llegar a la estupefacción más absoluta. Éste es un caso de abusos sexuales llevado a límites desconocidos hasta la fecha. Pero la realidad dicta sentencias que abofetean nuestras conciencias como seres humanos. Según un estudio realizado por el catedrático Félix López hace algunos años, 1 de cada 4 niñas menores de 13 años y 1 de cada 7 niños también menores de 13 años padecen abusos sexuales en España.
Los abusos sexuales son una práctica destructiva que subyace en las cloacas de nuestras sociedades avanzadas y modernas. Las secuelas de estas niñas y niños inocentes provocan las consecuencias más inesperadas y nocivas, desde repetición de este tipo de conductas abusivas hasta enfermedades mentales.
El horror de saber que quien te tiene que proteger es tu peor pesadilla indica hasta qué punto la perversión del ser humano puede alcanzar cotas de maldad ni siquiera descritas en el peor pasaje de la Biblia.
El horror de saber que quien te tiene que proteger es tu peor pesadilla indica hasta qué punto la perversión del ser humano puede alcanzar cotas de maldad ni siquiera descritas en el peor pasaje de la Biblia.
1 comentario:
Es una noticia tan abominable como repugnante,pero me parece mucho más infame la actitud de quienes han callado. Lo del padre no tiene calificativos, pero me resulta inconcebible que nadie supiera nada. ¿En casa nadie se enteró que ese tipo estaba montando un zulo de la hostia? Los mismos vecinos decían que de la chimenea de esa casa del horror salía un edor insoportable, ya que el tipo este quemaba la basura producida en el zulo, ¿ha nadie se le ocurrió advertir a las fuerzas de seguridad o a las autoridades de tal hecho? Ciertamente me entran ganas de hacer lo mismo con este viejo de 73 años, pero me parece más reprobable la actitud de la esposa ignorante (y tal vez de los hermanos de la pobre chica encerrada un cuarto de siglo en un zulo), así como la de los vecinos más próximos y de la policía local que sabía que la chica estaba desaparecida (¿de dónde venían las cartas, tenían constancia de una falsa secta?...) y no se les ocurrió jamás sospechar de los miembros de la propia familia e investigar dentro de la casa... lo trágico es que no es un caso aislado.
Atiko
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