lunes, 22 de febrero de 2010
El desencanto y los milagros cotidianos
‘El desencanto es la melancolía de la madurez’, dice Claudio Magris en una entrevista publicada ayer en ‘El País’. Habla también de Europa, de cómo caímos en los totalitarismos y cómo corremos el riesgo ahora de caer en los particularismos. ¿Qué es ser europeo? Europa es una entelequia aunque se esfuerza por ser real. Es la cuna de la civilización que Susan Sontag define como moderna, la única que permite la emancipación de la mujer. O tal vez es sólo un territorio que lucha por salvar su culo antes de caer en un caos social.
Pero hoy no me apetece formular pensamientos de corte intelectual o político o social. Hoy me gustaría saber decir una palabra poética que vertiera un ápice de luz en el horizonte, tan poblado de nubes tapando el sol. Así que me vuelvo a sumergir en la ficción de una de mis obras todavía no acabadas, dejando pendiente el final, la última escena, la que define, y es que cómo una acaba las cosas, ya sea en la ficción o en la realidad, es una muestra de su madurez, de su comprensión de la vida, y no siempre acertamos. Luego friego suelos y platos y pongo una lavadora, sólo pongo lavadoras cuando quiero limpiar en profundidad, y regreso frente al ordenador para, de nuevo, enfrentar la página en blanco. Bob Dylan ya ha dado dos vueltas a su disco de grandes éxitos, cambio y conecto la radio.
En la radio regresa eso que llaman actualidad y que nos entretiene con la forma de ese fondo que ignoramos. Hablan de la pitada al himno español en la final de la Copa del Rey de baloncesto en Bilbao, un clásico. Parece que ‘En tierra hostil’ de la Bigelow se ha impuesto en los Bafta a su ex marido James Cameron, creador de ‘Avatar’. No he visto ninguna de las dos. Chávez le envía un mensajito de esos tan cómicos a la reina de Inglaterra pidiéndole que devuelva las Malvinas al pueblo argentino. Y, cómo no, todavía colea ‘la peineta’ que le dedicó Aznar a unos estudiantes que lo insultaban en una universidad de Asturias.
Me doy cuenta de que todavía no tengo el cuerpo para meterme de lleno en la actualidad que normalmente tanto me entretiene, necesito un poco de poesía: ‘Un día más ya es un milagro’, Gloria Fuertes dixit, qué razón tiene.
Ahora mismo me comería una naranja.
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