THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

jueves, 4 de febrero de 2010

Un aliento de crisis


El aliento de la crisis está por todas partes, sobre todo en los medios de comunicación. Los políticos no hacen más que discutirse. En Europa no se fían de las medidas que se están tomando en España. Hay diarios europeos, como el Financial Times, que publican la posibilidad de un ‘crash’ en nuestra sociedad si el gobierno no se pone duro. A Zapatero le crecen los enanos. El PP lo critica por no asistir al funeral del soldado muerto en Afganistán, ha viajado a EEUU para orar con Obama, acompañado de doce personajes destacados de la sociedad civil y política del país (Duran Lleida, Pedro J Ramírez, Carlos Herrera, Juan Luís Cebrián y ocho más que no recuerdo), supongo que con la esperanza de convencer al líder estadounidense de que reconsidere su plantón a la cumbre de mayo de la Unión Europea en Madrid. En diez años no se había producido nunca una ausencia de presidente americano en una cita de estas características. Vaya, que el panorama es bastante desalentador.
Y es que a lo mejor algo tiene que romperse para que se pueda construir de otra manera. Hay tal pitote montado que las sociedades en las que vivimos no son más que débiles construcciones de naipes: a la que le quitas una carta, se desmorona el edificio. Claro, no se puede permitir el caos porque ya sabemos qué genera, pillaje, asesinatos, violaciones y demás ruindades, pero también solidaridad, compañerismo y cierto heroísmo. ¿Qué hay que hacer para que vayamos todos a una? Al menos en la trama principal, en las secundarias podemos discutir y llegar a un acuerdo. No creo que se trate de seguir poniendo parches, hay que pensar en el futuro a medio y largo plazo, pero con sentido de la solidaridad. Si seguimos generando basura las ratas se nos van a comer de un momento a otro.
Leía el otro día un imput más de las medidas de otros países para superar la crisis mundial. China, que sin duda no es referente ético ni de derechos humanos, sin embargo, ante la ausencia de trabajo había enviado de nuevo a 20 millones de ciudadanos a trabajar el campo. ¿Volveríamos nosotros a la dureza y las inclemencias del cultivo de la tierra?
Las soluciones globales son tan difíciles que la verdad es que no quisiera verme en el pellejo de ningún dirigente. Lo único que se me ocurre es mantener la calma, armarnos de paciencia y seguir confiando en los que pueden y en que nada dura para siempre, que todo pasa. No tengo ni idea.

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