THE LESBIAN SISTERS

THE LESBIAN SISTERS
Fotos de Eugenia Gusmerini

miércoles, 7 de abril de 2010

El recital


Después del recital de pensapoamientos se me acercó una chica. No me extrañó, pero no por soberbia, sino porque siempre sucede que alguien, una vez acabada la función, se atreve a acercarse para comentarme alguna cosa. Normalmente suelen ser versos o pasajes con los que se sienten identificados.
- Me llamo Paula
- Vaya, como yo – le sonreí mientras echaba una ojeada para situar dónde me esperaba Rebeca. La encontré entretenida en la barra, con la cabeza echada hacia atrás, partiéndose de risa con un tipo de gafas de pasta y pajarita. Menos mal que no soy celosa.
- Verás, es que también escribo pensapoamientos – dijo tímidamente
- Pues me parece muy bien.
- ¿No te extraña que ambas le hayamos puesto el mismo nombre a estas reflexiones irónicas que hacemos?
- Mira, yo ya no me extraño de casi nada, una vez una novia mía y yo tuvimos el mismo sueño la misma noche hacia la misma hora.
- Vaya. ¿Sabes que mi libro se titula igual que el tuyo? ‘Cuanto más lenta voy, más rápidamente llego’.
No le prestaba demasiada atención, estaba más pendiente de la diversión que parecía embargar a mi chica, al lado de la barra con aquel tipo vestido de dandy inglés. Personajes así son frecuentes en los recitales de poesía, siempre hay un Oscar Wilde entre el público que cuando acaba la función intenta ligar con Rebeca, a ella le hace mucha gracia la gente ingeniosa, y la gente ingeniosa siempre está deseosa de provocar la risa. Personalmente, el ingenio exento de fondo, me cansa y me aburre.
- Bueno, pues tendremos que quedar un día para contrastar cómo se nos ocurrieron nuestros respectivos pensapoamientos, si te parece.
- Verás, no tengo ningún interés en denunciarte por plagio -dijo sin amenaza aparente.
- ¿Cómo? Te puedo asegurar que todos los pensapoamientos que has escuchado tienen su origen en mi experiencia y en mi imaginación.
- No lo dudo, sólo quería decirte que te entrego mi éxito, no estoy preparada para soportarlo.
La chica de chaqueta militar me dio un paquete envuelto y me dejó con la palabra ‘gracias’ en la boca. Nunca más la he vuelto a ver desde entonces. Me acerqué a la barra, medio mosqueada por la insinuación de plagio que me acababan de hacer pero al ver disfrutar de aquella manera a Rebeca se me pasó todo de golpe.
Tardé varios días en abrir aquel paquete que obviamente era un libro. Al abrirlo, leí el título ‘Cuanto más lenta voy, más rápidamente llego’. Abajo la firma, Paula Mocinho. Eso me tranquilizó, era mi libro en la nueva edición, pensé. Seguí leyendo y comprobé que eran todos mis poemas en el orden que siempre habían tenido. Dejé el libro encima de la mesita de noche y ahí se quedó durante mucho tiempo.
- Estoy harta de que vayas desperdigando los libros por todos los rincones de la casa, Paula – dijo Rebeca desde la habitación.
Al cabo del rato se plantó frente a mí. Le había contado el capítulo de Paula muy por encima, pero había notado en Rebeca ese interés peculiar que muestra cuando algo le llama la atención, suele rascarse la barbilla con aire despistado.
- ¿Éste es el libro que te regaló esa chica, no? ¿Te has fijado en la editorial?
- ¿Cómo?
- Sí, la editorial, ‘Nuevas voces’. Te lo han copiado todo menos el nombre de la editorial.
Rebeca y yo nos miramos comprendiendo y de pronto tuve miedo, pánico, terror a perderla.

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