THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

viernes, 25 de junio de 2010

Verbenistas, petardistas y otras figuraciones del momento


La noche de San Juan siempre tiene algo de mágica. Aunque no se haga nada especial y sólo se quede con amigos y amigas para cenar y hacer el conjuro. Este año creo que lo hicimos bien. Quemamos todo aquello de lo que nos queremos desprender y metimos en un libro de Marguerite Duras los deseos para este nuevo ciclo que se inicia hasta el San Juan próximo. La anfitriona se hizo cargo de guardarlo. El año que viene cogeremos el libro y abriremos los deseos para ver si se han cumplido. A lo mejor no todos se cumplen, porque a la hora de pedir el ser humano no tiene freno. Soy de la opinión que hay que pedir deseos posibles y trabajar duro para los imposibles; aún así los imposibles precisan de la providencia para que entre el trabajo y la suerte puedan cumplirse.
De regreso a casa, petardos por todos sitios. ¡Boom, boom! He ahí que me sale mi vena intransigente y prácticamente nazi, quisiera eliminar a todos los petardistas. ¿Pero qué cultura es ésta que damos a los niños y las niñas pequeños instrumentos representativos de la guerra? Y aquí debiera entonar un 'mea culpa', porque cuando era pequeña me encantaba jugar a las pistolas y a matar al bando contrario. ¡Qué horror! Lo que hace la impunidad de la infancia.
Llamo a mi madre para ver qué ha hecho y me suelta que en Castelldefels un tren ha arrollado a un grupo de verbenistas que cruzaban la vía del tren y, de momento, doce han muerto. Según mi madre, el rey interrumpió su celebración. Como cuenta las noticias mi mamá es un flipe. Pero como yo desde que hay el TDT no estoy viendo apenas la televisión (me he acostumbrado a tenerla de mueble, no la veo) para eso tengo a mi madre, que es una gran periodista. Tampoco estoy escuchando la radio. Me sienta mal tanta violencia, tanto desastre, tan poca humanidad, tan poca compasión. Me hace daño, qué quieren que les diga. Punto y seguido. Le dije a mi madre que no pensaba poner la tele y que muy borrachos debían de ir para no oír el sonido del tren. Yo a veces cruzo la calle sin mirar, sólo escuchando los motores de los coches y rara vez me equivoco. Por cierto, acabamos la velada en casa de 'A' escribiendo lo que más deseábamos para el ciclo que viene con una bengala al aire prácticamente a oscuras y era muy bonito el efecto. Albert dijo, 'ay, por favor, que alguien haga esto en un espectáculo'. Y 'M' dijo, '¿por qué no hacemos los cinco un espectáculo en el que salgamos todos?' Y Albert añadió, 'talento hay de sobras'. El entusiasmo de San Juan es lo que tiene. Ya íbamos a hablar de los que chupan del bote sistemáticamente con las subvenciones cuando salía por la puerta, menos mal, porque hasta ese momento todo había sido delicioso, qué necesidad de hacerse mala sangre a última hora.
Como buen ascendente virgo que tengo, ayer volví al trabajo. Salí a disfrutar de Montjuïch caminando a ritmo y luego arrastrando el culo -como siempre-, corriendo-un-poquito. Y qué bien se queda una después de hacer ejercicio. Pero hasta allí habían llegado los petardistas. Me enfadé. Un niñato tiró uno justo delante de mí. Me volví y le dije, ‘jolín que estoy a punto de pasar’. ‘Tranquila’, dijo él con sorna. Sí, sí, tranquila si me quemas ¡pedazo de energúmeno sin sensibilidad!. De regreso a casa me puse una peli que os recomiendo a las del ala derecha del costado oeste de las Filipinas: ‘Loving Annabelle’. La hija 'post adolescente' -pero muy madura y, añado, muy rica- de una senadora, rebelde y con guitarra, llega a un colegio católico-apostólico-románico y represor de todo tipo de libertad liberadora de la líbido y otras sensorialidades. Allí se encuentra a Simone, una profesora de poesía algo lánguida, controvertida, muy atractiva y de dudosa orientación sexual -contra la que lucha todo lo que puede, hasta tiene un novio al que le da largas- que la pone muchísimo, porque la post-adolescente es 'libanesa'. A partir de ahí se inicia una tensión sexual que te mantiene en vilo la hora y veinte aproximadamente que dura la película. El final es abierto y puedes imaginar lo que quieras. Un film de 2006 dirigido y escrito por Katherine Brooks que parece que ha ganado algunos premios en festivales secundarios. Decir en su favor que las chicas que lo interpretan estan muy bien en todos los sentidos y que tienen una química que merece ser vista a pesar de la diferencia de edad.
Ya luego me dormí y soñé con los angelitos que eran, como decía Machín, todos negros.

5 comentarios:

Rosalía Navarro dijo...

A mi tampoco me van los petardos y que los niños los manejen no me hace gracia. Yo últimamente paso de las noticias, que para eso ya viene la petarda de Norma con sus novedades diarias y sus historietas de policía. Oye Paula, te ha quedado una entrada muy divertida y espontánea. Eres magnífica!
Petons wapa.

Laura Freijo Justo dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Rosalía! Vosotras también sois estupendas! Petonets!

Anónimo dijo...

Ah, vamos a ver que hace España...

Anónimo dijo...

Paula, a ver que pasa con el relato erótico...yo a lo mío, ya ves...je,je...que gracia tiene tu madre, son únicas. La mía habla por teléfono como si enviara un telegrama. Se cree que gastará menos...ja,ja,ja...al final me pongo de los nervios y le digo; mamá, que los telegramas son más breves así que abrevia...Te imagino arrastrando el culo en tus paseos a Montjuïch y me imagino a una chica guapetona a paso ligero...La peli me la apunto, Lía pasa de pelis, recomiendale un libraco y la haces feliz. Es así de sencilla la niña.
Me he enganchado a tu humor y tu ironía...
Un abrazo rechula.

Laura Freijo Justo dijo...

Tú sí que eres guay, Norma! Vale, de acuerdo, escribo relato un día de estos, pero me da vergüenza hacerlo subido de tono, jejeje...
A ver si veo algo de España, yo tengo el pálpito de que pasa pero igual sufre más de lo debido...
Una abraçada, guapa!