THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

domingo, 23 de enero de 2011

In memoriam Erika Gándara


Sólo me dedico a trasladar aquí con la exactitud que puedo parte del artículo de Rosa Montero que leo esta mañana en el Suplemento de 'El País'. Rosa Montero pide que la recordemos, mi manera de hacerlo es reproducir aquí parte del texto de la periodista madrileña. Porque me abofetea, porque me genera impotencia, porque una parte ínfima de mí se muere con esas mujeres que asesinan sin piedad en toda Latinoamérica, África, Asia... Incluso en mi mente cansada de reconocerlas, improviso un batallón especial compuesto por mujeres bien entrenadas que no le tengan miedo a la muerte ni a pelarse a esos tipos que torturan y asesinan a mujeres sólo porque les recuerdan de qué lado está la justicia.
Erika Gándara tenía 28 años y era el único policía que quedaba en Guadalupe, un pueblo de 9000 habitantes situado a sesenta kilómetros de Ciudad Juárez, México. Hace un año y medio Erika era la telefonista de la comisaria, pero cuando la población se quedó sin policías, Erika cogió su fusil y se puso a patrullar las calles. La noche del 23 de diciembre un grupo de despiadados asesinos la secuestraron, no sin antes quemarle la casa y los coches a una concejala. Erika debía saber que la iban a matar, era sólo cuestión de tiempo y sin embargo dio la vida por seguir ahí, en defensa de lo que creía que era justo para el pueblo. Una valentía que seguro estuvo llena de miedo pero también de determinación de llegar hasta el final y el final era la muerte, sin duda. Lo peor, el como. Rosa Montero desea que esté muerta, que no la mantengan bajo tortura, cosa que es posible. Ahora queda otra persona dispuesta a enfrentarse a la maldad, prosigue Rosa Montero, en el Valle de Juárez, Marisol Valle -hace poco salió un artículo en este mismo Semanal donde se hablaba de esta mujer-; estudiante de criminología de 21 años y madre de un hijo que es la jefa de policía de la zona. Dios la bendiga y la mantenga sana y salva. Rosa Montero hace alusión a continuación de cómo las mujeres, en situaciones terminales, asumen la responsabilidad de la vida y la justicia, la convivencia, el futuro. '… tal vez ese mandato materno les haga superar el terror al dolor y la tortura y la propia muerte'.
'Erika Gándara. Por lo menos eso: repitamos su nombre y no la olvidemos'.
Me gustaría que tú que lees este post y seguramente tienes un blog, publicaras algo en memoria de esta mujer que no es sino un símbolo de las miles de mujeres y hombres que se atreven a desafiar el mal y están dispuestas incluso a dar la vida con la esperanza de conseguir un mundo digno para sus hijos, para sus congéneres. Me gustaría que acabaras tu mención pidiendo que los que tienen un blog como tú hagan lo propio. Que al menos su nombre sobreviva. Pásalo.

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