THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

sábado, 17 de septiembre de 2016

Camino, revelación de lo obvio




Hasta cierto punto, cualquier idealista que se precie, aspira a cambiar el mundo. En el sentido, en mi caso, de convertirlo en un lugar más amable -léase amoroso-, pacífico -desfúndese la máscara de la falsedad- y perdurable -entiéndase en el modo más esperanzador, el de la palabra siempre-.
Luego creces. Algunos desengaños, el traspaso de un ramillete de umbrales, intuiciones varias, creencias renovadas, creencias recién adquiridas -ya me gustaría desprenderme de las creencias, no son sino maquillajes hipócritas de una seguridad mal entendida- y el paso de un tiempo que se acaba comprendiendo que no existe, la modelan a una como terrenal y diminuta, cosa que alivia.
Te haces carne, te haces mortal, te desprendes de rémoras ajenas que pensabas eran tuyas y te decides a abrir la siguiente puerta que, aunque ignoras donde te conducirá, promete un otoño reconciliador.
Aún sin perspectiva del camino realizado en 8 jornadas desde el pueblo de algunos de mis ancestros hasta Santiago de Compostela. Un pueblo que dice Luís 'O Bruixo' del que se pierden sus orígenes antes del mil era cristiana. Este pueblo es muy raro, y sigue fumando sin que eso impida que mi mirada siga fija en su barba de barbilla cogida con goma, detalle que me fascina. Siempre he pensado que Luís es el típico tímido que habla mucho para acallar su prudencia ante lo ajeno. Pero Luís podría ser el protagonista de un buen cuento de invierno o de una leyenda artúrica, a poco que me lo propusiera. ¿Acaso no nos habitan seres cuya identidad a veces nos cuesta la propia vida en conocer y en reconocer?
Regreso a la urbe. Sin embargo, mi inquietud es superior a la del camino. En el Camino, metáfora máxima de la vida, una sale creyéndose preparada para todo. De lo contrario no se puede.
Es como si el tramo del Camino que he venido a inaugurar empezara en un rato, pues ayer sucedió y no existe y mañana es una entelequia del lenguaje.
Tengo la sensación de que el vivir es una ironía del constante movimiento que nos hace descubrir lo que siempre hemos sido y nunca hemos logrado ver hasta que el vaivén nos muestra el espejo de nuestra alma. Las revelaciones suceden sobre lo obvio. Apenas perceptible para el humano, visibles para el fuego del poeta, de la poeta.
¡Qué hermoso el tañir de las campanas! Ya siempre en mis adentros.

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