THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

lunes, 8 de enero de 2018

Breve monólogo breve sobre el arte de limpiar y de leer




Limpiar le sienta muy bien al alma. A menudo más que leer.
Tú friegas los platos y se te va descargando el pecho sin darte cuenta, se dispersan las lágrimas acumuladas diluyéndose con las pompas del jabón.
Te desaparecen los nudos que te impedían tomar decisiones en los intestinos y se despejan las dudas con respecto a la tarde que acontece.
Sí, si lees un libro, un buen libro, te parece que la soledad interior no existe y la imaginación -tanto la que usas como la que no- se siente reconfortada. Pero a diferencia de la limpieza que se realiza con el arte de las manos y los diferentes productos líquidos, leer estalagmiza mientras limpiar estalacmita.
También ocurre que los libros te enfrentan con tus demonios y te dan pistas de cómo llamar a los ángeles mientras que la limpieza te ofrece la oportunidad de compartir las tareas de los seres invisibles que velan en los umbrales del equilibrio. En este punto los especialistas no acaban de ponerse de acuerdo y observan de manera confusa que los ángeles pueden ser convocados por igual a través de la lectura y de la limpieza.
Por eso lo mejor que puedes hacer es limpiar y leer, leer y limpiar. Porque detrás de la ejecución de estos dos verbos se hallan territorios afines al orden y al consuelo, a la compañía y la comprensión, al arte y a la creación, al amor y a la compasión y sobre todo puedes encontrar instrucciones precisas para perderte y más adelante, si el desánimo te puede, seguir el mapa detallado para tu reinvención dentro de lo humanamente posible y lo alquímicamente transitable.
Ocurre a veces que fregando el suelo con mocho de algodón se descongestionan los asuntos del pasado y una vez seco se acepta mejor el destino de los pequeños acontecimientos diarios. Para la aceptación del destino final los expertos de esta narrativa comparativa sugieren actos de limpieza diaria con la pulcritud y el compromiso anónimo que requieren las grandes empresas.
Una de las acciones de limpieza que mejor sienta, incluso a niveles de constelación molecular, es eliminar el polvo de las figuritas, los libros y las baldas de las estanterías y todos esos trastos inútiles y decorativos que forman parte del mobiliario, porque mientras se realiza este acto kármico irrumpen en cascada a través de todos los capilares de nuestro cuerpo miles, millones de átomos de esperanza. Se ha demostrado sobradamente que la sustancia que segrega uno de los quince tipos de esperanza que existen está directamente relacionada con la limpieza de lo inservible.
Según he podido saber a raíz de unas últimas publicaciones de investigación en la materia, para alcanzar bienestares difícilmente retribuibles por arte creativo alguno, los eruditos de las fuentes recónditas subrayan que eliminar mugres de tiempos verduzcos en los rincones olvidados de la casa aporta clarividencia y mirada longitudinal capaz de atravesar las dimensiones. Dichas mugres suelen encriptarse en los rincones del lavabo, fondos de cocina, esquinas de armarios y rieles de ventanas tanto exteriores como interiores, por poner ejemplos fácilmente localizables. Los mismos eruditos que señalan esta disposición también sugieren sentarse en el sofá con un ejemplar de tu escritor o escritora favoritos para disfrutar del elixir que se obtiene después de esta limpieza. Se dice que una vez un lector empedernido alcanzó el nirvana con la lectura de un solo verso de la poeta argentina Alejandra Pizarnik tras eliminar frotando con estropajo la grasa acumulada en un rincón ignorado durante años y, a priori, inalcanzable de su vieja cocina.
Cabe destacar también que cuando se ha realizado una limpieza a fondo, se ha comprobado que la poética de la brisa fluye con la armonía del cosmos y a los mundos colindantes los invade una sensación de paz canalizadora de nuevas conmutaciones.
Así mismo, si el mantenimiento de las sesiones de limpieza se produce con regularidad, destreza y sin eludir responsabilidades, es por todas las caracolas del mar propagado que el placer de la lectura puede obtener grados de grandeza difícilmente igualables por otras actividades pues el acto consecutivo entre limpieza y lectura se funde en el infinito.
Limpieza y lectura son por tanto dos artes que los expertos en vida lumínica recomiendan realizar en actitud consciente y, si puede ser, correlativa. Animo -especialmente a los hombres- a que lo comprueben empíricamente y disfruten en profundidad de todas estas recomendaciones.




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