GENERAL: Cuando la sangre hiede, los ideales se diluyen.
INTELECTUAL: Conservo intactos los míos.
GENERAL: Hace bien, los va a necesitar.
INTELECTUAL: Los ideales brotan de la condición humana porque van impregnados en los valores más fundamentales. Igual que el bien no dura siempre, el mal genera un cansancio imposible de soportar para ninguna sociedad.
GENERAL: El problema de ustedes los intelectuales es que los domina la mente y la mente es un monstruo que siempre quieres más.
INTELECTUAL: ¿Cuál es su sugerencia? Dejar de pensar, dejar de razonar para buscar la verdad y la justicia. (Pausa.) ¿Eliminarnos, tal vez?
GENERAL: Si bastara con su silencio, por mí sería suficiente, pero siempre hay alguno de ustedes al que se le ocurre hacer hablar al silencio.
INTELECTUAL: Sí, es cierto, en nuestra especie también anidan los ocurrentes, los falsos intelectuales, los que están al servicio del ingenio y no de la inteligencia.
GENERAL: La verdadera inteligencia en cualquier tiempo es la prudencia.
INTELECTUAL: La verdadera inteligencia es la demostración de bondad.
GENERAL: Pero ustedes se pasan la vida interpretando la bondad, interpretándolo todo, y ahí comienza la semilla del mal.
INTELECTUAL: Ah, sí, mi general, en los calificativos.
GENERAL: Existen actos bondadosos, no ideas o discursos bondadosos pues en sus manos acaban siempre al servicio del mejor postor y al final, cuando se aprieta, en el umbral de los límites, no se engañe, querido profesor, todo el mundo vende.
INTELECTUAL: Pero nosotros brotamos como brotan ustedes, somos bienes-males inherentes a la sociedad: nos compensamos. Ustedes actúan y nosotros después analizamos para comprender el origen de esos actos.
GENERAL: Normalmente para condenarlos. Siempre se preocupan de agenciarse la autoridad moral pero el sufrimiento no entiende de moral solo entiende de dolor y debilidad. A veces para parar un incendio hay que provocar otro que lo frene. Y de incendios entienden tanto ustedes como nosotros.
INGELECTUAL: Mi querido general, no le negaré que hay una misión alegórica que cumplen los ejércitos con su mera existencia y es la de mantener el orden pues existe la creencia de que las sociedades tienden al caos si no se las acota, pero siempre es mejor desplazar el campo de batalla a los confines de la razón.
GENERAL: ¿A las letrinas de la razón? (Pausa) Ustedes los intelectuales no entienden que a veces cualquier campo de batalla puede despertar el monstruo en la persona equivocada.
INTELECTUAL: Pero por esa razón más valdría ni pensar, dejar de existir, autoinmolarnos. (Pausa) El monstruo debe ser despertado de vez en cuando para que no se olvide que los monstruos existen lo queramos o no. Basta de defender solo una cara de la moneda. Para el sano equilibrio se necesitan las dos.
GENERAL: Las monedas a veces caen de canto, profesor.
INTELECTUAL: (Risas.) Sí, mi general, sí, las monedas pueden caer de canto.
GENERAL: La filosofía del canto es la que no acostumbran a contemplar ustedes en sus cálculos. Y si la tratan es para complicarlo todo todavía más. (Pausa) En negro sobre blanco no corre la sangre hasta que se cierran los grifos porque la contaminación es insostenible.
INTELECTUAL: Nuestro deber es enseñar a pensar. Un intelectual no puede traicionar su adn.
GENERAL: Un militar tampoco. Por eso allá donde el silencio nos pertenece hay paz. Cuando nosotros hablamos algo no va bien y usted y yo hablamos mucho en los últimos tiempos.
INTELECTUAL: Dialogamos.
GENERAL: Debería usted volver a casa antes de que anochezca.
INTELECTUAL: Hace rato que ha empezado a anochecer.
GENERAL: Pero dentro de poco será noche cerrada y la oscuridad lo ocupará todo, no me gustaría que le pillara en mitad de la calle.
INTELECTUAL: Gracias, mi general, como siempre un placer.
GENERAL: El placer es mío, el trabajo en los últimos días es agotador.
INTELECTUAL: (Se oye una sirena) Lo comprendo.
GENERAL: Por cierto, vaya con cuidado, parece ser que los científicos han encontrado unos nuevos fármacos de la verdad. (Pausa.) Andan buscando voluntarios, quizás estaría bien que se cogiera aquellos días de vacaciones de los que me habló la semana pasada. (Pausa.) Me gusta mucho ‘dialogar’ con usted.
(Silencio.)
INTELECTUAL: Gracias mi general, pero creo que voy a quedarme. (Pausa.) Quizás a veces no solo los intelectuales encontramos la manera de que nuestro silencio hable.
GENERAL: Vaya con cuidado.
INTELECTUAL: (Saliendo.) Descuide, de noche es como mejor pienso.
GENERAL: Adiós.
Santa Coloma de Gramenet, 21 octubre de 2019
Laura Freijo Justo
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