THE LESBIAN SISTERS

THE LESBIAN SISTERS
Fotos de Eugenia Gusmerini

lunes, 8 de marzo de 2021

EL ARTE DE EMPOTRARSE SIENDO MUJER CON OTRA MUJER EN ÉPOCAS EN EL QUE EL DESAFÍO ROZABA LO SUBLIME Y LO HERÓICO A PARTES DESIGUALES PERO DE LO MÁS INSPIRADORAS


Qué placer fundirme el libro Señoras que se empotraron hace mucho, de Cristina Domenech. Placer de ese en que cuando te asaltan las carcajadas impregnadas de admiración, aplauso y cariño te entran unas ganas locas de llamar a tus doce mejores amigas (en mi caso la mayoría heteras pero sensibles a la causa bollo, ya me he encargado yo de eso) para comentar la jugada cual secuencia de tu serie preferida en el patio del colegio.

Como no sé hacer un resumen -ni quiero: ¡leed el libro!- voy a trasladar aquí algunos párrafos que hicieron que mis vecinos volvieran a pensar ya se ha vuelto loca otra vez, y es que me hicieron reír estruendosamente y me hicieron hablar sola, otra vez, que ahora ya hacía tiempo que no practicaba.

Sí, os estoy dando permiso para decir sin miedo que el rey Jorge III les dio una paga a Sarah y Eleanor por bolleras. Alguien os discutirá la terminología de la frase, pero el contenido es irrefutable”. (Pag 69) Las Damas de Llangollen.

Una mujer brillante, curiosa y valiente que luchó con uñas y dientes para encajar en un mundo que no tenía sitio para ella y que consiguió todo lo que quería: una casa, un negocio, ver mundo y encontrar una esposa. Una mujer que se negó a ser invisible y que dejó un legado de valor incalculable en sus diarios. Una mujer que, ciento cincuenta años después de su muerte, cambió el concepto que teníamos de las mujeres que amaban a otras mujeres en el siglo XIX. 

La historia siempre es mucho menos heterosexual de lo que pensamos y Anne Lister nos dejó la mejor prueba”. (Pag. 106) Anne Lister.

Polly, la hermana mayor de Sylvia, sabía perfectamente que iba a ser muy difícil colocarla por muchos pretendientes que le salieran, pues su hermana era ‘indiferente hacia los hombres’, que supongo que es una forma tan buena como cualquier otra de decir que era superbollera. (...) Pero Polly sufría viendo a su hermana. Intentar sacudirse las expectativas familiares, así que hizo una maniobra que, sinceramente, no me esperaba de una señora decimonónica heterosexual de un pueblo perdido de Vermont. Le escribió a su amiga Charity Bryant, famosa soltera (guiño, guiño), y le dijo por qué no la visitaba y pasaba una temporada con ella para relajarse después de todas las desgracias que había sufrido; para cambiar de aires; para conocerasu hermana Sylvia, que era guapa y soltera y apañada y seguro que se llevaban bien...”. (Pag. 117) Charity Bryant y Sylvia Drake.



"Aquella casita se convirtió a la vez en vivienda y taller. (...) Y por si esto no fuera suficiente, colgaron en la pared un cuadro que representaba sus siluetas mirándose cara a cara, enmarcadas por mechones de pelo de las dos trenzados en forma de corazón. Es hora de aceptar que ninguna de nosotras, de esta generación, va alcanzar este nivel de lesbianismo profundo jamás”. (Pag.119) Charity Bryant y Sylvia Drake.

Y claro, Rosalie se entera en Estados Unidos, porque era lesbiana, y a nosotras no nos hace falta que se invente Facebook para enterarnos de todo. Si eres lesbiana y tienes amigas lesbianas, vives en una red de información que ya quisiera la CIA. Si haces algo, se va a enterar. (¿Si hago qué? ¿Se va a enterar quién? Irrelevante. Se van a enterar todas de todo.)”. (Pag 128) Charlotte Cushman.

Emma (Crow) y Charlotte quedaron en París (sí, como quien queda en el McDonald’s) y se pasaron unos días encerradas en una habitación poniéndose al día en empotramientos, porque lo primero es lo primero. Y aquí es cuando a Charlotte sele ocurre, solo Dios sabe cómo, que Emma (Crow) debía casarse con su hijo adoptivo, Ned, porque así la tendría en la familia, bien cerquita y bien atada, y ya no se le escaparía.

Se ve que estaban operando al mismo nivel de absurdez, porque Emma aceptó.” (Pag. 133) Charlotte Cushman.

Los acuerdos de convivencia entre mujeres se conocían como matrimonios bostonianos. ¿Y por qué este nombre? Porque el primer libro que se escribió sobre este fenómeno fue Las bostonianas, de Henry James. (...)

Desgraciadamente, y como suele suceder en estos casos, la novela acaba como el rosario de la aurora mientras que lo que pasó en realidad fue mucho menos trágico y sustancialmente más lésbico”. (Pag.146) Sarah Orne Jewett.

Marie y Harriet no solo se mostraron firmes ante la salida pública del armario, sino que meses después participaron juntas en el Carnaval de la Rosa y se llevaron el segundo premio en el desfile delante de miles de personas”. (Pag.162) Marie Equi.

Como no les había salido bien hacerse pasar por una pareja heterosexual ni ha colado el hermafroditismo, ahora cambian la excusa a Había Un Señor Que Quería Casarse Con Marcela Y Nos Casamos Para Librarla De Él. Y tú creyendo que tus amigas molan por intervenir cuando se te pega un pesado en la discoteca. (...) Mientras están detenidas se monta un pollo bastante severo porque no saben si deportarlas a España o juzgarlas en Portugal. Gira la rueda de la burocracia, siempre reumática. Por si acaso, las preparan y les dicen que, si las deportan, las tendrán que separar hasta el juicio, a lo que Marcela responde: ‘¿Separarnos? ¡Antes el ataúd!’, porque Marcela era una vikinga escondida en el cuerpo de una gallega bajita”. (Pag.177) Elisa Sánchez Loriga y Marcela Gracia Ibeas.


Hablamos de una mujer que vivió noventa y cinco años y que estuvo hasta el fin de sus días generando movidas. Que se puso a la cabeza de la vida artística y bohemia de Europa. Que impulsó la carrera de decenas de artistas. Que se compró una casa en Lesbos para intentar fundar una escuela para mujeres poetas lesbianas en honor a Safo. A este nivel estamos operando”. (Pag. 183) Natalie Clifford Barney.

Tras leer con deleite todas y cada una de las figuras de mujeres lesbianas o insignes bisexuales, comprendo que me he equivocado de época, que quizás yo debí haber nacido en la dificultosa pero increíble Europa victoriana en la que las amistades intensitas entre mujeres, las cartas manuscritas, los sofocos a distancia, los poemas y las metafóras delicadamente bucólicas y cursis sí tenían un público y una recepción. Ahora entiendo el handicap de operar a nivel victoriano en una época de nivel mass media fish in the net que nunca he acabado de entender del todo cómo funciona para enamorarse, o simplemente para empotrarse como Dios y la Virgen mandan, que llega la primavera y conviene movilizarse.

Gracias mil por tu maravilloso trabajo, Cristina Domenech, y por la forma, tan divertida a la vez que reivindicativa, de narrar y recordarnos la existencia de estas mujeres tremendas y maravillosas.

#Feliz8M2021

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