THE LESBIAN SISTERS

THE LESBIAN SISTERS
Fotos de Eugenia Gusmerini

lunes, 31 de marzo de 2008

Chamán


Soñó que la niña rubia que habían encontrado en mitad de la selva, al lado del huevo del dragón, debía crecer junto a él para heredar la sabiduría de los dioses. Pero el pueblo padecía una sequía que duraba ya dos años y tenía hambre, las cosechas no crecían y hacía tiempo que la discordia había plantado su mal semblante en el sentir de sus gentes.
Ofreció su oración como cada mañana y al coger el palo de los deseos rotos supo que todo su poder sería diminuto cuando se opusiera a Catán, el guerrero de la montaña y principal propulsor del sacrificio de la niña rubia.
Todavía no había amanecido cuando dibujó en la tierra el círculo de la bondad. Su vida a cambio de la vida de la niña rubia. Sólo tenía eso. Pero aquella niña no podía morir. Se pintó las líneas de la sangre en los párpados y dibujó la mueca de la muerte en la comisura de sus labios.
Cuando los habitantes de Pinal vieron al viejo Chamán en el centro del círculo entendieron que los dioses estaban enfadados. Catán, el guerrero de la montaña trajo a la niña rubia y se arrodilló a la orilla del círculo.
- Aquí la tienes, será tuya, haz con ella lo que quieras, pero por favor, no te mueras.
El viejo Chamán miró al cielo y cerró los ojos en paz antes de levantarse. Una de sus vidas se quedaba en aquel círculo. Cogió a la niña rubia de la mano y dijo al pueblo que lo miraba expectante:
- Esta niña está dentro de cada uno de vosotros. Si esta niña muere, moriremos con ella.
La niña rubia sonrió y se abrazó a la pierna del viejo Chamán justo en el momento en que un pájaro le cagaba en la cabeza y él, complacido, reía con la fuerza del género humano.
Le désespoir c’est le miroir de la cécité.

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