THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

lunes, 26 de mayo de 2008

Salvar el mundo


Nadie puede salvar el mundo. A veces ni siquiera podemos salvarnos a nosotras mismas. Expiación de nuestras faltas, limpieza de nuestros errores. Renacimiento. Pero mientras, hay rincones del mundo que sufren genocidios.
Así almorzamos. Con la entrevista de Víctor Amela en la contra de ‘La Vanguardia’ a Dauoud Hari, testigo y víctima del genocidio de Darfur. Casi toda su familia ha sido asesinada. En el primer ataque de los yanyauid (jinete armado) a su pueblo, su hermano se quedó defendiendo el territorio mientras él huía con parte de sus pertenencias y su familia a la montaña. Al volver tuvo que enterrar bajo la arena su cadáver.
Más de 300.000 personas han sido asesinadas en Darfur desde 2003. Parece que el conflicto viene de lejos entre los zaghawa agricultores y los yanyauid ganaderos. Pero antes de que intervinieran los intereses creados, los jefes de ambos bandos solían arreglar las diferencias sin llegar a la matanza. Dauoud acusa directamente a las empresas y al gobierno chinos de contribuir a mantener esa encarnizada eliminación de seres humanos en Darfur a cambio de tener el campo libre para sus explotaciones de petróleo y recursos naturales en la zona. La camarilla que gobierna Sudán ayuda a estas empresas y se beneficia.
Los Juegos Olímpicos, afirma, serán una complicidad con esta tragedia. Apoyarlos es ponerse una venda en los ojos. Agradece a las estrellas de Hollywood que con sus denuncias a medios de comunicación han conseguido que se hable de algo que está tapado en lo más profundo de los intereses internacionales. ¿Por qué no intervienen los cascos azules de la ONU? Pide. Inmediatamente una se acuerda de cuando estudiaba en el colegio que China es uno de los cinco países con derecho a veto en la Organización de Naciones Unidas.
Nadie puede salvar el mundo, pero todos podemos avergonzarnos de lo que sucede en otras partes del planeta mientras pedimos un lleno por favor en la gasolinera. Eso no será suficiente, claro, tal vez parar el mundo o hacer una marcha masiva o escribir dos versos o abrazar a tu madre por haberte educado compasiva o yo qué demonios sé. Impotencia.

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