A veces pesquisas sobre un tapiz desdibujado

Suena un móvil en el sueño y suena un móvil que me despierta. Esta coincidencia une vida onírica y vida real. Qué raro. La vida es una narración que se va haciendo aunque la escribas, Carmen Martín Gaite. Ayer hubiera cumplido años. No siempre la emoción necesita de palabras, puede pedir colores a gritos, buscar su lienzo en blanco para expresarse porque la definición en vocablos, la limitación que esas consignas suponen hace que se rebele en delirio puro. Y sin embargo, fuera de la palabra, desorden.
Cada carril de la autopista tiene una dirección determinada, antes de elegir autopista hay que mirar bien cuál es la dirección a la que nos conduce. ¿Te acuerdas cuando escogimos la dirección equivocada y fue muy peligroso ir a contracorriente? No sólo porque nos expusimos a un siniestro total sino porque convertimos a seres anónimos que no nos conocían en enemigos espontáneos. Los conductores suicidas deberían ser más responsables, ver las caras de los conductores que van en la dirección adecuada, conocer sus historias, sus penas, sus alegrías. Así empalizarían con aquello que sigue siendo humano dentro de sí mismos.
La lucidez es fruto arrancado a la tiniebla a fuerza de silencio y sosiego, indica la maestra Gaite; me atrevería a añadir que a veces los destellos de la tiniebla exceden la velocidad recomendada aunque su significado se recupere el día que se despierta obligatoriamente sosegada, después de la tormenta.