THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

lunes, 12 de enero de 2009

Indiferencia


Cuando se cometían los millones de asesinatos en los campos de concentración nazi, el pueblo alemán miraba hacia otro lado mientras Goebbels se encargaba de mantener el letargo en sus conciencias. Ahora ante los millares de conflictos, violaciones, desigualdades, atropellos, asesinatos y demás abusos de poder miramos igualmente hacia otro lado aunque no tenemos la coartada propagandística para eximirnos de la culpa. A todas horas nos informan. Nos bombardean. Nos anestesian, nos paralizan por exceso.
Ya hay filósofos como el francés Alain Cugno que hacen apología de la indiferencia: ‘nuestra capacidad de desviar la mirada de lo que hacen los otros, para que cada uno tenga un espacio para respirar’. ¿Indiferencia como motor de supervivencia frente la barbarie? Puede que seamos una sociedad vieja, decrépita, decadente, cuyos valores de comodidad y bienestar priven por encima de todo de nuestras embotadas conciencias a riesgo de eleminar a todo aquel o aquella que impida nuestro suministro habitual de comodidad. Pretendemos aislarnos en nuestro terruño llamado Europa y resistir a la entrada de los bárbaros. Pero los bárbaros alimentan sus hogueras con sacrificios humanos y nos recuerdan que pronto, pronto van a llegar. Mientras tanto, los ignoramos, porque una vida bárbara no vale lo que una vida civilizada. Así que nuestras avanzadillas civilizadas, en la frontera -porque los inicios de las grandes transformaciones históricas siempre se inician en las fronteras- siegan vidas en pos de la defensa de una civilización que tiene los días contados.
La indiferencia aleja a la compasión y con ella desaparece el sentimiento de justicia. Edipo se arrancó los ojos ante el horror que suponía mirar la realidad porque no le era indiferente, pero eso no nos garantiza que nuestra imaginación no vaya a seguir reproduciendo la herencia de nuestros ejércitos que en pos de la preservación de nuestra 'civilization way of life' acometen los actos más viles y repugnantes en esa frontera con los bárbaros que, queramos o no, siguen respirando al otro lado y nos envían un reflejo de toda nuestra incivilización, de toda nuestra dehumanización.
Basta ya de masacres, basta ya de opresión.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciada Paula. Muy interesante tu texto. Intentaré ser esquemático. La invasión árabe que entrevés es más que evidente y si no hacemos algo significará el fin de la civilización occidental tal y como la entendemos: El conflicto judeo-palestino es mucho más que una contienda por un puñado de kilómetros, ya que está perfumado por un significado religioso más trascendente que el que pueda atesorar un estandarte. De todos modos no se hace justicia a la verdad cuando se obvia – en los mass media – las catástrofes que ocasionan los misiles Kassan lanzados por los terroristas de Hamas – creados, eso sí, por occidente para terminar con Yasser Arafat y so OLP –. La guerra entre judíos y Palestinos – con un trasfondo totalmente religioso – es en realidad la antesala de la guerra entre occidentales y árabes.

Palestina no tiene derecho a reclamar nada. En 1947 la ONU hizo un reparto en el protectorado británico. Los árabes no estuvieron conformes y en 1948, tras la marcha de los británicos, intentaron invadir el recién creado Estado Judío, pero los teóricos invasores – Egipto, Siría, Jordania e Irak – resultaron no sólo derrotados, sino que Israel invadió nuevos territorios ocupando espacios que iban más allá de las fronteras instauradas bajo planificación en 1947. La historia dice que nadie tiene derecho a reclamar lo perdido (aunque Palestina – como Cataluña, por poner un ejemplo – nunca ha existido como nación – primero dependía de Roma, después de los árabes, más tarde por los otomanos y finalmente por los británicos –). Desde luego, hay que apostar por la paz, pero no criminalicemos a Israel.

Laura Freijo Justo dijo...

querido opus prima,

creo que la metáfora de los bárbaros es más amplia y hace alusión al libro de Coetzee 'Esperant els bàrbars', también me venía bien para hacer ironía de aquello que con ojos europeos vemos como bárbaro que en realidad significa estrangero, extraño, no afín.
seguir la información que llega de Gaza es exasperante. prescindiendo de quien tiene razón o no, Gaza ahora mismo es una jaula que está siendo bombardeada, torturada, oprimida y aniquilada y no me parece que eso tenga que ver con la razón. nos estamos cubriendo de gloria permitiendo que eso suceda en pleno siglo XXI. los palestinos de Gaza no tienen donde esconderse, donde huir, están atrapados. me recuerda al guetto judío de Varsovia y la película 'El piano'. claro, al final los judíos del guetto luchan absurdamente contra los nazis y obviamente mueren. ¿si te masacran, te torturan, te maltratan sistemáticamente y cualquier acto cotidiano por pequeño y fácil que éste sea se te hace imposible de tal manera que incluso pone en peligro tu vida y la de tus familiares, cómo reaccionarías tú? porque no sólo es la masacre de ahora, todo lo anterior también cuenta, el hecho de que la guerra pare, aliviará nuestras conciencias, pero los métodos abusivos del ejército israelí seguro que siguen y máxime ahora después del dolor que han inflingido. occidente está creando un caldo de cultivo de odio que será difícil de detener. y con esto que te digo no abogo por los modelos de sociedad fundamentados en una religión que me parece también, interpretada como algunos la interpretan, abusiva y opresora, sólo hablo de humanidad y compasión. desde la barbarie no se construye, sólo se destruye.

Noelia A dijo...

Si, he visto esa actitud, ‘nuestra capacidad de desviar la mirada de lo que hacen los otros, para que cada uno tenga un espacio para respirar’, y está descrita en los libros de psicología. Es un mecanismo de defensa. Se llama sobreadaptación, y consiste en una especie de impasibilidad, de incapacidad para la empatía. La padecen en mayor medida políticos, médicos y abogados. Es algo así como un enfriamiento del alma, a fuerza de ver tanta miseria al rededor que podría hacer sufrir a la persona.
Pero, no es algo bueno, sólo es algo erróneo, otra zona errónea más del ser humano.
Lo peor no es padecerlo como reflejo de la actividad diaria, lo peor es procurarlo. PROCURARLO, como bien decis.
Mis saludos