THE LESBIAN SISTERS

THE LESBIAN SISTERS
Fotos de Eugenia Gusmerini

martes, 31 de marzo de 2009

Cuadro


A veces los cuadros nos miran desde dentro. Sus personajes se hacen señas inmóviles que no somos capaces de detectar, pero ahí están, más que decoración presencia. Eso es una obra de arte. Presencia. Y en esos cuadros que nos rodean está nuestra vida. El pasado, el presente y, desde luego, hay futuro en esas naturalezas vivas.
Ahí está nuestra historia. La pequeña y la mayúscula. Nuestro miedo. Nuestra barbarie. Nuestro totalitarismo. Nuestra compasión. Nuestro amor. Somos y nos vemos. Y de pronto estamos dentro de esos cuadros. Retratadas al desnudo. ¿Pero qué hago yo viviendo en un cuadro?
Ahora hemos aprendido a hacer cuadros en movimiento, con palabra, sin perspectiva, desenfocados, cuadros de vanguardia, cuadros modernos, cuadros multiactivos y, sin embargo, tanto en esos cuadros de siempre.
Nuestra historia personal es un museo. Pintamos algunos cuadros, hacemos algunas fotografías y, si nos atrevemos, rodamos un par de películas con argumento tópico o impredecible (¿realmente hay algo impredecible en el ser humano?), según se mire, según la inspiración.
Pero los cuadros que nos miran son aquellos que llevamos dentro y el olvido ha ocultado para preservarnos del dolor del recuerdo. Y paradoja, al final acabamos descubriendo que siempre duele más lo que se oculta que lo que se muestra. Aún en el horror.

1 comentario:

opusprima dijo...

Ciertamente, los cuadros nos miran desde dentro; incluso el pincel que les dio forma: ahí El Greco o Velázquez mirándonos, interrogándonos, mientras los otros personajes siguen en su historia cotidiana envueltos de un misterio por revelarse, como nosotros. Hay cuadros y cuadros, Magritte que nos insinúa esa realidad que pretendemos esconder a los otros, o Munch, que revela con toda la crueldad nuestra humana naturaleza… y luego, la misma literatura, ¿o no es “El retrato de Dorian Gray” un excelente reproducción del ser humano?