viernes, 16 de octubre de 2009
¿Ordenó usted el código rojo?
Gürtel, qué nombre tan raro para una trama política. Hasta el cese de Costa, Ricardo Costa, secretario general del PPPV i portavoz en el parlament, no me había interesado. Era como oír voces en otro idioma y hacerse la sueca. Luego escuché Millet y eso me sonó más cercano, un poco en el tímpano de la oreja, por lo que empecé a interesarme ante esos casos de corrupción que nublan mi visión bambi del mundo. Visión cabritilla blanca de Heidi que más que idiotez es una manera de resistencia contra un mundo que se propone hostil para cualquiera que quiera seguir pasando inadvertido y limpio.
Cuántas veces me enorgullecí delante de mis amigas mejicanas al hablar de un país, y me refiero a Catalunya, y me refiero a España, en el que aunque quieras no puedes comprar un examen de selectividad, por ejemplo. Y ahora mi fe palidece ante los focos del virus que denuncian otros focos virulentos. Puede que el nivel de corrupción no sea tan loco y profundo como lo es en México donde la mordida puede aplicarse a todo. Y no estoy en contra de los regalos a políticos, sólo faltaría que porque te dediques a la política no te pudieran regalar algo, pero lo malo es el regalo con retribuciones, a cambio de esto yo te encargo los fastos de las fallas para que luego ardamos todos.
Y ciertamente, arde Troya. Sale Rajoy a defender de nuevo a Camps como candidato futuro sobre el que no tiene ninguna duda de su honorabilidad y resulta que las palabras de Costa apuntan directamente a su superior, el president de la Generalitat Valenciana. ‘Yo nunca he faltado a las directrices del partido’, dijo el ya moribundo Costa. Y eso es fácil de entender, era el número dos, la mano derecha de Camps, el que ejecutava sus órdenes y ponía a todo el mundo firme en el partido. Y Camps estuvo intentando salvarlo de la quema final hasta el último minuto, hasta que Génova, ese ente que en realidad dirige al PP, decapitó sin pestañear a su lugarteniente.
No entiendo mucho de política, pero viendo el cadáver político de Costa, hermano de un ex ministro de Aznar, convencido de que él no ha hecho nada malo porque siempre ha seguido las instrucciones que se le han dado, una se acuerda de aquella película ‘Algunos hombres buenos’ en que los dos marines están acusados de homicidio por cumplir un código rojo, es decir, órdenes de sus superiores. Y si Jack Nicholson cae ante la provocación de Tom Cruise, ¿ordenó usted el código rojo? ¡¡¡¡Sí, ordené yo el codigo rojo!!! ¿Por qué no provocar a Camps? Todo el mundo sabe que ordenó el código rojo.
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