La actualidad

L’actualitat política catalana cada dia que passa tensa més la vena del coll. Estem molt preocupats pel que diran uns senyors i senyores jutges d’un organisme que, diuen, és absolutament polític, sobre un Estatut emmotllat a les necessitats del Congrés dels diputats, és a dir, amb retallades que, sincerament, no sé en què consisteixen; l’únic que sé és que sempre que es rebaixen les coses perden gust; ho sé sobretot pel cafè. I sense que serveixi de precedent, em sembla molt adequat el que va dir el Vicepresident de la Generalitat, el Sr Carod: és que perquè el Constitucional negui que som una nació ja no ho serem? La identitat de cadascú, sigui poble o persona, l’ha de decidir un mateix, no els altres.
Después está el Barça-Madrid de este domingo que, puestas a escoger, me interesa más porque no se puede comparar la emoción que provoca el fútbol con la que quita la política. Claro que Laporta va haciendo comparaciones absurdas entre clubs de fútbol y países y una ya no sabe de qué demonios le están hablando. Soy de las que creen en un principio de orden para que las cosas funcionen. El fútbol para el campo, la política para el ágora y la salud en los cuerpos de todos. Por cierto, viva Guardiola sea de la nacionalidad que sea. Tal vez los políticos debieran intentar su elegancia, su razón y sentido de la estrategia tanto fuera como dentro del campo.
Pero puestas a escoger, me quedo con el libro que estoy leyendo. Esa es mi actualidad mental. Leo con verdadera fruición ‘El puente de fuego’ (‘Cuaderno de travesía, 1996-2002) de Rafael Argullol un escritor y filósofo que me genera mucha actividad neuronal, reflexiva y hasta excitación creativa, dado que estoy en pleno proceso de mi nueva obra de teatro. Es un libro de pensamiento fragmentado aunque ordenado. Tiene 360 reflexiones y/o pensamientos cortos y/o aforismos. Para muestra, un botón: ‘el conocimiento exige a menudo dejar atrás profundas convicciones’. Eso es lo que deberían hacer los políticos y el círculo mediático, ir más allá, intentar aparcar las convicciones que los sujetan y evolucionar hacia lo nuevo a pesar del riesgo. Pero parece ser que los únicos que se aventuran en este territorio de lo nuevo son los artistas, los poetas, los locos y todos aquellos que nos aburrimos con la actualidad que nos rodea.