La épica

Épica es David derrotando a Goliat. El caballo de Troya y la Ilíada. Aquiles y su talón. Maximus venciendo a Comodus en la arena del circo romano. Juana de Arco resistiendo los envistes del tribunal de la Inquisición. La suiza Gabrielle Andersen-Scheiss cayendo exhausta la última tras atravesar la meta en el primer maratón femenino en unos Juegos Olímpicos. Gandhi frenando las reyertas en toda la India entre hindús y musulmanes con su no violencia. Arancha Sánchez Vicario ganando la final de Roland Garros del 89 contra la mejor tenista de todos los tiempos, Steffi Graf. Por ejemplo.
Épica es ese momento en el que la gloria toca a los héroes y éstos se atreven a dar un paso más transitando espacios que nunca antes nadie traspasó. Por eso este Barça de Guardiola es épico. Porque juega bien aún cuando juega mal. Porque cree en la magia aún cuando el ídolo empieza a perder la fe y agacha la cabeza para mirar al suelo, el mismo que minutos más tarde ofrecerá el pecho para con toda la fe marcar un gol imposible. Porque Sir Pep llora al entender que es una hazaña para la historia: sus lágrimas son las lágrimas de todos los que en otro tiempo nunca hubiéramos creído en la remontada.
Épica es el grito unánime de todos los culés del mundo que hoy son felices porque su equipo acaba de hacer algo que nunca nadie hizo antes: seis copas.
Perquè ser del Barça és el millor que hi ha.
Gràcies, Sir Pep.