Adict@s a la ficción

Las cosas pueden ir mal. Somos seres inestables. Hay veces que nos creemos las reinas del mambo, otras vagabundas entristecidas, otras personas normales que frecuentan el tiempo a través del reloj. La angustia forma parte del errar del ser humano por la tierra. Todo tipo de emociones nos asaltan y a veces nos dejan devastados. Yo confieso que no sé vivir la vida sin pasarla por la palabra escrita. Y en ese oscilar de la vida a la página en blanco encuentro el consuelo que no siempre se halla en la vida. Y según el día, actos o comentarios o impresiones aleatorias, imprevisibles, vengan de donde vengan, ponen en duda mi talento literario. ¿Pero acaso no será una pretensión excesiva querer que lo que se necesita contenga además un valor añadido al ya de por si prestado como necesidad vital?
Puedo vivir sin muchas cosas, pero no puedo vivir sin ficción. Cada uno es adicto a lo que es adicto. Lo volví a ratificar anoche que en TV3 estrenaban la primera temporada de ‘Danys i perjudicis’ (‘Damages’), la serie protagonizada por Glenn Close. Contiene todos los ingredientes que me enganchan. Abogada ambiciosa y poderosa capaz de manipular a las personas lo que haga falta para ganar su caso, la novata que empieza admirándola y que seguramente después se enfrentará a ella, un asesinato, diálogos contundentes y temerarios, una realización en paralelo de las dos historias que ocupan presente y pasado seis meses atrás, en fin, ingredientes que posiblemente ya hemos visto más de mil veces pero que servidos bajo una óptica renovada siguen funcionando. Y funcionan porque precisamente van al límite con la caracterización de los personajes que no son ni buenos ni malos, son la ambición por el poder y todos tienen sus razones.
Cuando acabó el segundo de los dos capítulos que emitieron pensé, qué pena no tener los diez restantes que conforman la temporada porque ahora mismo los veía todos seguiditos. He ahí una mente adictiva a la ficción.
Bogart decía aquello de 'siempre nos quedará Paris' y yo digo 'siempre nos quedará la ficción, honey'.