THE LESBIAN SISTERS

THE LESBIAN SISTERS
Fotos de Eugenia Gusmerini

domingo, 17 de enero de 2010

Message in a bottle


Cuando era pequeña jugábamos a pillar y siempre había un sitio que te salvaba: llegar a casa, tocar casa. Algo así debiera prevalecer con la inmigración. Los que ya están aquí y han trabajado, ya están en casa. Por tanto, salvados. Hay que buscar como activarlos, como reorganizarlos ahora que muchos se han quedado en el paro. Se trata de regularizar y controlar las fronteras para, mientras no necesitemos más población activa, no recibir nuevas andanadas. Aunque el otro día en una entrevista a Jorge Semprún decía que Europa va a necesitar millones de inmigrantes entre el 2030 y el 2050 para seguir manteniendo su nivel de vida.
Lo que está claro es que somos todos bastante hipócritas. ¿Vale lo mismo mi vida que la de un chino, un haitiano, un iraquí, un somalí o un tailandés? ¿A qué renunciaría yo para que ellos y ellas valieran lo mismo que yo? Durante el siglo XX la vieja Europa tuvo su buena dosis de autodestrucción. Primera y segunda guerra mundial y después los genocidios étnicos de la guerra de los Balcanes. Vamos servidos. España también tuvo lo suyo con la guerra civil. El resto del mundo todavía no controla sus dosis de autodestrucción, muchos dicen que provocados por nosotros y nuestra necesidad de comodidad.
Confieso que he tenido pensamientos inocentes con respecto al ser humano desde siempre. Como por ejemplo que el sistema patriarcal y paternalista es el responsable de todas estas catástrofes autoaniquiladoras, retiremos pues al hombre o eliminemos su parte guerrera, cazadora y destructiva, saquémosle la testosterona y todo lo que lo hace invasor, estrangulador y destructivo, pero ¿eso realmente asegurará que las hembras no caerán en los mismos errores siendo como somos seres imitadores y seguidores de modelos? Mi fe es enorme para algunas cosas, pero limitada en otras y me temo que empiezo a padecer cierta misantropía.
Y después de rayarnos con los grandes temas y las grandes miserias de esta piltrafa a la vez que ser generoso que es el hombre que sigue sobreviviendo gracias a la ética del mal menor, yo creo que lo único que nos queda es reírnos de nosotros mismos y, a ser posible, ser lo menos caníbal que se pueda con el prójimo.
Message in a bottle: Are we alone in Universe?

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