Anxanetes

Más allá de la épica, existe un coraje y una resistencia anónimas que tienen que ver con la supervivencia del día a día, con el despertador, con el colegio obligatorio, con los trabajos que a lo mejor no nos satisfacen, con la búsqueda de la nada, con los sueños desterrados por el paso del tiempo, con el amor que se fue erosionando hasta dar con un desconocido al otro lado de la almohada.
En esta época en la que la palabra crisis ha hundido sus garras en la conciencia colectiva, se precisa de más dosis de coraje y resistencia anónimas, y no es fácil. Se ha perdido la confianza en los jefes de la tribu, el hechicero no acaba de acertar con sus predicciones, de nada sirven los sacrificios humanos, la sangre ha dejado de impresionar a los dioses. El sol no sale con la frecuencia que acostumbraba, el campo ya no es tan fértil como antes y los juegos de pelota que han comenzado ya no motivan al pueblo.
La confianza parece ser la clave de todo. Confianza en los gobernantes, confianza en el mercado, confianza en el sistema, confianza en los recursos propios y ajenos, confianza en la tierra, confianza, en fin, en el género humano.
De Catalunya admiro i estimo moltes coses, és casa meva. Però si les costums i les tradicions són l’expressió d’un país, els castells humans a mi em semblen un símbol d’unió, construcció i generositat. Tots i totes donen suport als altres i l’anxaneta, per mi la innocència, l’ inici, l’esperança, puja al lloc més alt, coronant un somni col•lectiu. És època de castells, de trobar anxanetes que coronin la nostra resistència, el nostre coratge.