THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

miércoles, 10 de marzo de 2010

La cuesta de marzo


A mí que no me digan, pero la cuesta de marzo aún es peor que la cuesta de enero. El tiempo parece haberse vuelto loco. La ciudad se colapsa. Claro, es que esto no es Seattle, o Baltimore, o Nueva York, o Helsinki; nosotros estamos acostumbrados al clima Mediterráneo, nadie nos ha preparado ni física ni emocionalmente para este tipo de inclemencias metereológicas. Y nos hacen sentir tan pequeños, tan pequeñitas, tan diminutas en nuestros reducidos nidos donde resistimos como podemos el embate del tiempo. Leyendo, con la manta a los pies, la estufa a todo trapo y rezando porque sólo sea un dejà vu, algo que alguien sueña en otro lugar y que al día siguiente no tendrá consecuencias en el paisaje, tanto en el exterior como en el interior.
Mientras, los políticos y las políticas se ladran como perros. La crisis, de momento, pasa a un segundo término, que si no hubo previsión, que si los servicios de meteorología se equivocaron, que si esto, que si lo otro.
Todo está, visto lo visto, en permanente cambio y en ese cambio también estamos nosotros, que nos toca mutar, seguir adaptándonos mientras este planeta tenga a bien acogernos. Menos mal que la tele todavía no se me desenchufado, soy de las que todavía no han comprado su aparatito TDT, supongo que de algún modo hay algo morboso en mi espera, a lo mejor pretendo ver la muerte momentánea de mi aparato para luego, en un acto divino, resucitarlo. O a lo mejor es que estoy barajando muy seriamente la posibilidad empezar a vivir sin televisión, como mi amiga Isis. Fíjate que es una ausencia que hasta ahora no me había planteado pero si he podido sobrevivir a tantas cosas, igual también puedo hacerlo a esa caja que siempre está tratando de seducirnos para que pensemos lo menos posible y para que pensemos lo más posible, es su gran paradoja. Aunque casi siempre acabe por anestesiarnos.
Nunca he tenido grandes esperanzas en el mes de abril, pero después de todo esto, estoy deseando que llegue. ¡Ay, la primavera que ya se anuncia, qué loca está!

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