Una cuestión de fe

Hace un par de años tuve un problema en las rodillas. Para que el traumatólogo me visitara tardé un mes o mes y medio. Y para que me realizaran unas resonancias más de mes y medio que sumado al otro mes y medio da un total de tres meses para saber qué le pasaba a mis rodillas. Y conste que me caí en las escaleras porque hubo un momento que no me sujetaron. Ahora con los recortes que se anuncian desde la Conselleria de Salut la cosa se va a alargar aún más. Además, no se operará por las tardes, sólo si es urgente. Y más cosas que no he querido averiguar para no deprimirme más. Así que si antes estábamos en manos de los profesionales, ahora aún lo estaremos más. Todo dependerá de si nos hacen un buen o un erróneo diagnóstico. Al final la vida depende de los pequeños detalles.
Mejor me voy al teatro. Que es caro, lo sé. Que soy una dramaturga en el paro. También lo sé. Pero sin desvelar mis múltiples recursos, os diré que no pago el precio que paga el resto de gente; no podría ir. 'La omisión de la familia Coleman' de Claudio Tolcachir en el Borràs, obra revelación del teatro argentino de los últimos tiempos. El domingo se acaba. Es miércoles y juega el Barça en Mestalla, un campo que se le da regular, las últimas dos visitas empates. Y Pep con lumbalgia. Mi amiga Eva me espera en la puerta. Nos sentamos en nuestros asientos pero cuando las luces están a punto de apagarse descubrimos dos butacas vacías bastante mejor situadas que las nuestras, tocando con pasillo. Y nos lanzamos a su conquista. El teatro, hay que decirlo, está prácticamente lleno y es una gozada. La obra empieza y pronto descubro que conecto totalmente con la manera de entender el teatro de este autor y director. Una familia estrafalaria, de clase baja, muy baja, compuesta por abuela, madre, dos hijos y dos hijas de padres diferentes, una de las cuales se ha criado fuera con el padre y es la única que tiene dinero, Verónica. La primera parte de la obra transcurre en la casa de la abuela y la segunda con la abuela convaleciente. El ritmo es trepidante, los personajes están muy bien dibujados, los diálogos son brillantes y los actores y las actrices están increíbles. En fin, que salgo del teatro y aunque afuera llueve me pongo la capucha y todavía disfruto, como si el aplauso me lo hubieran dado a mí. Y es que cuando ves una buena función, el espectador se siente aplaudido.
En la tele, cuando llego a casa, el Barça todavía juega. Porque las cosas pasan siempre en la tele, esa ventana que nos acerca la vida desde su propia óptica, por eso no siempre se parecen la una a la otra. Messi marca. Cero a uno. Tres puntos y veinte partidos como visitante sin perder, a ver qué se inventa ahora Mourinho. Menos mal que existe el teatro, el cine, la tele y el Barça. Bueno, y alguna cosa más, pero ahora no caigo, me queda todo tan lejos...
Postdata. Una de las cosas que tengo en mente hacer próximamente es volver a subir a Montserrat para pedirle algunas cosas a la Virgen. Actualmente me fío más de ella que de los políticos y políticas que nos gobiernan. Al menos con la Virgen ya sabes a lo que atenerte: te lo da o no te lo da pero no te promete nada, es una cuestión de fe.