THE LESBIAN SISTERS

THE LESBIAN SISTERS
Fotos de Eugenia Gusmerini

viernes, 28 de octubre de 2011

Nombres que recuerdo y nombres que no recuerdo



Desde que el otro día me felicitaron por ser una espectadora que hace disfrutar el doble un espectáculo a otra espectadora, me cuestiono mi papel como generadora de creatividad con objetivo de llegar a un posible público. Tal vez esté equivocando mi rumbo. Uno de los rasgos inevitables del creador, según una psicóloga que ha estudiado el tema y que ahora no recuerdo su nombre, es que se manifiesta inasequible al desaliento. Los supuestos fracasos en mí siempre han sido generadores de motor artístico, me los he tomado como un empujón hacia delante más que una parálisis dentro de una baldosa. La invisibilidad de mis logros no ha hecho retroceder ni un ápice la convicción de que mi camino es éste y no otro. Y sin embargo, la mujer argentina -cuyo nombre sí recuerdo pero prefiero mantener en el anonimato- que se me acercó el otro día para agradecer mi entusiasmo en la butaca, ha logrado que me cuestione ciertas paradojas de mi trabajo. Estoy de acuerdo con aquellos que reivindican el papel del receptor: nunca se escribe para la nada. Primero para una misma, luego para los otros.
Pero rata de bibliotecas que me declaro en los últimos tiempos, feliz de bucear por novelas que he disfrutado enormemente como 'Interludio azul', de Pere Gimferrer, 'Las benignas', de Jonathan Littell o 'Memorias de una superviviente', de Doris Lessing; consumidora de películas recientes que me han complacido simplemente por una necesidad momentánea, como 'One day' el sábado pasado cuando me faltaba una dosis de sentimentalismo y Anne Hathaway y John Sturgess me la proporcionaron en esta adaptación de la novela homónima -que no he leído y no creo que lea- de David Nicholls, quien firma también el guión dirigido por una de las seguidoras del 'Dogma' danés de Von Trier, Lone Sherfig, aunque la peli está rodada de manera tradicional, no se me espanten. Y tras leer con agrado ese lenguaje descarnado y descarado, desesperado en múltiples versos, en veinte poemas de Bukowski y encontrar en uno de ellos una anécodota clarividente sobre el oficio de escribir: declara que un escritor -de quien no recuerdo el nombre pero al que el eterno bebedor y vividor le profesa admiración- llegó a empapelar su lavabo con las cartas de rechazo que le enviaban las editoriales, cosa que el propio Bukowski no puede hacer, no por falta de material, sino porque no tiene ni lavabo, pues pienso que puede que a mí se me de mejor ser lectora, espectadora de excelencia, claca que anima al resto -igual coloco un anuncio en mi página web, al menos para que me inviten a los estrenos- o simplemente público masa, pa'qué invierto tanto tiempo y tanta energía en algo que a veces he llegado a describir como vocación. De veras, estoy reconsiderando mi papel dentro de este mundo tan interesante y que tanto me interesa como es el mundo del arte. Incluso mi pulsión escritora ha descendido en los últimos días sobre el papel, tal vez en el cerebro siga igual, eso es cierto, porque no solo se escribe con papel, pluma y tinta o pantalla en blanco del ordenador y teclado, siempre se escribe mentalmente, siempre se está escribiendo. Aunque solo aquello que sobrevive a la poda mental resulta teletransportado al acto físico de escribir.
Pues en estas ando mientras el mundo me parece la mar de raro, cada día más raro. Me refiero al mundo que veo a través de los medios de comunicación, el otro, el que me rodea ya sabía que era raro raro, no me hace falta pensarlo, lo percibo. Fijaos sino en qué consisten las buenas noticias. Eta declara el fin definitivo de su lucha armada, sin duda es una gran noticia, muy positiva, pero claro, te paras a pensarlo fríamente y dices, a ver, ¿quién demonios empezó todo? Pues unos señores y unas señoras que pensaron que a través de la violencia podían sacar réditos políticos. Es decir, una noticia surgida del alivio. Otra noticia que sería positiva si sucediera como desean unos padres que han perdido la ilusión de vivir: encontrar el cuerpo de Marta del Castillo. Sí, sería positivo porque al fin los padres podrían enterrarla, pero claro, sería otra noticia surgida del alivio, de un alivio macabro. O que encontraran vivos a esos niños llamados José y Rut que, según su padre, desaparecieron de un parque, otra noticia más surgida del alivio. La Unión Europea declara que amplia el fondo de rescate comunitario. Parece otra muy buena noticia, pero claro, si los que manejan los hilos en la banca, los agentes bursátiles, las entidades fantasmas financieras y todo ese terreno oscuro e inasible que es la economía y esa cosa etérea y sospechosa llamada mercado, que no tiene paradas a las que recurrir por si la carne o el pescado no estaban buenos, no hubieran hecho verdaderas agresiones penales, esta noticia tampoco sería necesaria y no nos aliviaría lo más mínimo. Otra noticia que sería muy positiva pero también desde la alegría que genera el alivio: la liberación de los y las cooperantes secuestrados en África. Si África no estuviera siendo espoleada constantemente en sus riquezas naturales, si el resto del mundo fuera más solidario, si y si y mil veces si el hombre blanco no considerara inferiores a los que no son como él, estos cooperantes nunca hubieran tenido que intervenir en esa hambruna horrible que está matando diariamente a cientos de personas y niños y probablemente no hubieran sido secuestrados nunca. Otra noticia positiva, el asesinato de Bin Laden, desde luego estamos mejor sin él en el mundo, pero claro, Occidente se salta a la torera el derecho internacional y se lo carga por las buenas con una retransmisión en directo a la Casa Blanca de la operación. Y mira, esta muerte tira que te vas, pero la de ese lugarteniente que no es un símbolo y que yo ahora ni recuerdo cómo se llama, ¿no se podía haber evitado? ¿No se podía capturar a ese terrorista y juzgarlo en el Tribunal Penal de La Haya? Porque un juicio prolongado y abierto a los medios de comunicación mundiales a Bin Laden y pensar inocentemente que no va a crear disturbios o generar posibles atentados y demás desórdenes sangrientos, pues es pensar muy inocentemente, estamos hablando del sumo pontífice de Al Qaeda, pero al resto que no son populares, que no los conoce ni Alá ¿por qué no someterlos a un juicio justo? Y como todas estas noticias, pues muchas más. La lista sería eterna.
Y no voy a hablar ahora de la desigualdad de la mujer con respecto al hombre en un mogollón de sociedades internacionales -y no solo pienso en los países musulmanes, también en la India, Tailandia, etc- donde algunos actos considerados aquí normales allí son penados social y legalmente. Un espanto.
Pues eso, que el mundo es raro, muy raro y yo me siento rara y raro es también el sitio que ocupo.
Pero no me hagáis caso, haceos caso a vosotros mismos.

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