Saber perder, la épica de la derrota o F.C Barcelona: el perdedor que aprendió a ganar

Siempre me han gustado más las hitorias de perdedores. Por eso quizá siempre amé al Barça, porque cuando era pequeña y adolescente, casi siempre perdía. Pero luego llegó Cruyff, con esa estrella en el culo, su ataque en el corazón y sus chupachups y la cosa cambió. Fijaos si tenía estrella en el culo que las dos últimas ligas que ganó siendo entrenador del Barcça se decidieron en el último partido, sin olvidar que como jugador se le endosó el mítico cero a cinco en el Bernabéu. Eso nos hizo sentirnos ganadores y no hay nada como creerse las cosas. Después de Johan tardamos un tantiño en recuperarnos de la resaca de los éxitos conseguidos. Pero Van Gaal, tan criticado y siempre negativo, nos dio dos ligas del ala y nos metió en una semifinales de Champions que nunca debimos perder contra el Valencia, en casa se ganó dos a uno pero no fue suficiente.
Tuvo que llegar el hombre tranquilo, Frank Rijkaard, para devolvernos la clase perdida. Aliándose con la magia y el entusiasmo excepcional de Ronaldinho ganó liga y Champions en un mismo año, poca broma. Tanta fue la magia que nos regaló este tandem que el Barça fue aplaudido en el Bernabéu en aquel memorable cero a tres con dos maravillosos goles del gaucho.
Ahora hemos perdido, ¿y qué? ¿Acaso pensábamos que en el futbol no juega el contrario? El Barça debe centrarse en la liga, que es lo verdaderamente importante. Lo digo porque es lo único que nos queda. En eso, en el balón de oro de Messi y en la celebración que los culés, por tantos años de sufrimiento y derrota, nos merecemos.
Brothers, all you do in life, resound in eternity. Eso es lo que les dice el general Maximus a sus tropas antes de que se enfrenten al enemigo.